Tierra de mujeres

Me ha gustado mucho. Una mezcla entre ensayo, memorias familiares, crítica social y reflexiones personales.

El campo, la tierra, las raíces, el trabajo y la vida de las mujeres en ese contexto contado por alguien que lo ha vivido de primera mano. He aprendido un montón de cosas que no sabía ni había pensado y me ha parecido súper interesante.

Un libro maravilloso que recomiendo a todo el mundo. María Sánchez nos relata, con una prosa directa y concisa, la visión de la España rural desde una perspectiva feminista. Habla del infravalorado papel de la mujer en el campo pero también nos hace reflexionar sobre aquellos conceptos que la sociedad aún debe cambiar. Es también un canto a la niñez y a la relación con nuestros abuelos; totalmente indicado a aquellas personas (especialmente mujeres) que tienen raíces rurales y han crecido rodeadas de naturaleza y animales.

Hay una anécdota preciosa que María Sánchez trae a colación en su libro 'Tierra de mujeres'. Cuenta que, cuando la madre de la escritora Terry Tempest Williams se estaba muriendo, le dijo a su hija que le dejaba todos sus cuadernos con la condición de que los abriera cuando ella ya no estuviera ahí. ¿Qué cuadernos había escrito su madre y ella no sabía?, imagino que se preguntaría Terry. ¿Cómo podía haber ocurrido aquello?

Cuando su madre murió, Terry recibió las tres cajas de cuadernos y los abrió esperando, creo, la historia desconocida de esa madre que siempre había estado a su lado. Claro que la sorpresa llegó cuando abrió por fin los cuadernos y no había absolutamente nada escrito en ellos. Ni una mísera mancha de tinta.

Fue la ausencia lo que la llevó a escribir, a preguntarse por esa mujer que había tenido una vida antes de ser su madre.

Leí la anécdota de Tempest dentro de un tranvía que me llevaba a casa y recordé todos esos cuadernos que mi madre escribía y que yo ansiaba por leer. Los guardaba en un baúl, para mí y para mi hermana, para tenerlos el día que ella faltara. Un día, en pleno arrebato, los destruyó sin dejar rastro.

Llovía y la ciudad se sacudía aún de los efectos de un ciclón que había atronado con fuerza. El tranvía estuvo largo rato sin moverse a la salida de un túnel y me vino a la cabeza la película 'Smoke' y esa esquina de algún lugar de Brooklyn donde Harvey Keitel tiene un estanco. Todos los días a la misma hora saca su cámara de fotos, la coloca sobre un trípode, apunta a la esquina opuesta del cruce de calles y saca una fotografía. Cada día es distinta.

A veces parece que no ocurre nada y que las esquinas no son más que un cruce anodino de calles.

Pero las historias, las buenas historias, surgen de ahí. de esquinas sin interés, de cuadernos llenos de ausencias. En realidad, las buenas historias están siempre a punto de escribirse.

Aunque el libro me ha gustado, realmente no es lo que me esperaba, creo que me esperaba una historia familiar novelada cuando en realidad es un ensayo muy lúcido sobre el campo y aquellos que viven de él y en él. Yo, que cuando era pequeña acompañaba a toda mi familia a la aceituna e iba todos los fines de semana a mi pueblo a hacer los deberes en el brasero, me he sentido muy identificada en algunos pasajes, sobre todo en la poca importancia que siempre le damos al campo y a los pueblos, a nuestras familias porque como eran agricultores, pastores,ganaderos no tenían importancia, se ha escrito la historia sin ellos y ahora nos sentimos huérfanos.

Este libro que contiene un mensaje trascendental: recuperar la narrativa invisible. Ya solo por eso merece la pena. Es pura emoción y naturaleza. Y las mujeres que lo habitan son de carne y hueso. María Sánchez pone en valor la cotidianidad del campo y de las mujeres de su familia que son tan auténticas como la tierra misma. Coincido en algo: no hace falta andar muy lejos para encontrar referentes femeninos, repensemos a nuestras abuelas.

Fue sin duda el libro de mi verano. Quería leerlo desde hacía meses. Me hizo llorar, reír, pensar, reconocerme, buscarme, encontrarme... En un año en que el arraigo y la tierra me obsesionó fue una alarma, un despertador de todo tipo de sentimientos.

El libro lo sujetan las manos de mi madre en una ventana de mi hogar, en el pueblo, lejos. Son las mismas manos que me sujetan a mí, la raíz de ese cerezo del que nací y al que siempre vuelvo. Son manos de las que se manchan y trabajan el campo que nos alimenta, manos que, de repente, se reconocen como manos de héroes. Un secreto: siempre lo fueron.
Si no lo habéis leído, tenéis que hacerlo. La cuarentena es un buen momento, porque ahora todos los ojos miran hacia lo mismo, el virus, precisamente, invisible. Cuesta concentrarse, nuestras mentes están ocupadas del virus y el futuro incierto, pero por mucho que nos cambie este tiempo, los problemas que teníamos antes de entrar seguirán estando cuando podamos salir, y seguirán teniendo la misma importancia que tenían.

Gracias, María, por la visibilidad, la sensibilidad, la mirada y las palabras.

María Sánchez nos interpela con este libro. Nos hace reflexionar, nos acerca al mundo rural y nos da a conocer más de cerca a las mujeres que han estado y están todavía ahí. Da voz desde esa tierra que muchos olvidan.

Tierra de Mujeres' está dividido en dos partes: la primera es un ensayo que nos muestra la realidad del mundo rural y desde donde la autora denuncia la invisibilización de las mujeres. La segunda parte es más intima, ya que María Sánchez relata la historia de tres mujeres de su familia: su tatarabuela, su abuela y su madre.

María Sánchez lo repite más de una vez: el medio rural necesita otras manos que lo escriban. No necesita más expertos, escritores o autores que “intenten rescatarlo o ubicarlo”. Necesita espacios y altavoces. Porque tal como ella reivindica: “es un territorio lleno de vida, no la España vaciada”.

Asimismo, destaca la situación de las mujeres en el mundo rural: doblemente discriminadas, obviadas y olvidadas. Reivindica la necesidad de un feminismo que supere la brecha geográfica: “Que se atreva a salir del centro de las grandes ciudades, y que valga para las que tienen voz y puedan alzarla pero sobre todo para las que tienen voz y piensan que no merece la pena que la suya se escuche”.

Lo primero que debo decir sobre esta novela, es que me ha sorprendido la temática, debido a que en un principio pensé que sería más como una biografía cargada de anécdotas sobre el mundo rural y sus mujeres en él. Pero cual fue mi sorpresa cuando comencé a leer y vi los diferentes temas que quería tratar la autora, muchos de ellos son muy actuales y se están hablando mucho de ellos.

La novela se divide en dos partes, la primera de ellas es la que más te hace reflexionar, nos presenta temas como la España vaciada, es decir cómo las personas que vivían en los pueblos están emigrando a la ciudad y allí solo va quedando la gente mayor, esto a su vez saca el tema del peligro de perder nuestro patrimonio como el vocabulario, las costumbres que se transmitían de generación en generación se van perdiendo poco a poco y salvo que hagamos algo por seguir manteniéndolas al final se terminarán perdiendo. Los toques de feminismo están presentes durante todo el ensayo y sigo pensado que tenemos todavía mucho que hacer para poder decir que nuestro país es un país feminista.
Un tema que trata y me ha removido mucho por dentro es sobre el tema de nuestra familia, el descubrir de dónde venimos, cuando somos pequeños nunca nos preguntamos ese tipo de cosas pero según vamos creciendo comenzamos a hacernos este tipo de preguntas y de querer saber, pero en ocasiones cuando llegan esas preguntas ya no hay nadie a quien hacérselas y eso me llena de tristeza, porque considero que nuestros antepasados son una parte de lo que hemos llegado a ser y eso al final también lo vamos perdiendo, perdemos parte de nuestra propia historia.

La segunda parte de la novela, está más centrada en las tres mujeres más importantes en la vida de la autora, y esta parte sí podríamos decir que es más biográfica dando que nos cuenta un poquito sobre la vida de estas mujeres y algunas anécdotas.

Cosas a destacar de la novela, se lee de manera bastante fluida y con un lenguaje sencillo que creo que logra transmitir mejor lo que se propone y hacer que el lector reflexione sobre los temas destacados anteriormente. Además, la autora escribe desde el corazón y parece que ha puesto todo su cuerpo y alma en ello, o por lo menos es lo que me ha transmitido a mí.

En conclusión, Tierra de mujeres, es un ensayo reflexivo sobre cómo es la vida en el mundo rural, para las mujeres, como va siendo su evolución dentro del él. Que nos hace pensar en nuestra historia familiar y lo importante que es mantenerla con vida y seguir pasándola de generación en generación.
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