«Nadie se convirtió en un escritor con solo desearlo. Si tienes algo para decir, algo que sientes que nadie ha dicho antes, tienes que sentirlo con tanta desesperación que encontrarás un modo de decirlo que nadie encontró antes, de manera que lo que tengas que decir y el modo de decirlo se fusionen como una sola materia, tan indisolublemente como si fueran concebidas juntas...» A lo largo de la década del treinta, Scott Fitzgerald, asediado por infortunios, enfermedades y el alcohol, escribe una secuencia de textos autobiográficos que rondan lo perdido y al crack-up, que define como el mal de tiempo y el misterio de lo que sucedió entre dos puntos de una vida. Edmund Wilson recupera estos ensayos en 1945, cinco años tras el fallecimiento del autor, y los publica junto a sus cuadernos, una selección de su correspondencia y despedidas y homenajes de grandes autores. En los escritos de Fitzgerald se vislumbra la intensidad de la era del jazz, el triunfo temprano, su rápida decadencia, la historia de Nueva York, una ciudad idealizada en ensueño pero que en la realidad no reflejaba inefable belleza, éxito fabuloso y juventud eterna. Scott admiraba los Cuadernos de Samuel Butler y decidió crear su propio acopio, registros de toda clase: anécdotas, recortes, conversaciones y frases oídas al paso, descripciones, epigramas, remates, sentimientos, sensaciones, emociones, ideas, jingles y canciones, títulos e incluso recetas. Son fascinantes para leer e imaginarlos parte de textos que hubiéramos leído si no hubiera dejado este mundo tan joven. Sus cartas con amistades despiertan la curiosidad y nos permiten acercarnos a la intimidad de la escritura. Son encuentros de escritores que piden e intercambian consejos, opiniones, críticas literarias. Su correspondencia con su hija nos da acceso a algunas de sus concepciones teóricas y existenciales. Este libro es imperdible para los amantes de Fitzgerald y su obra. Me permitió deslumbrarme con su intimidad Enlace: https://www.instagram.com/le.. + Leer más |
Si los 20s de Fitzgerald supusieron que se sentara a la mesa de los dioses en todos los sentidos; fama, amor, lujo, Hollywood, reconocimiento..., los 30s fueron una bajada a los infiernos al puro estilo de Tántalo.
En la colección de relatos de F. Scott Fitzgerald, TODOS LOS JÓVENES TRISTES, editado en Malpaso, encontrarás las claves de la tristeza escondida en la trastienda de la aparente felicidad de aquellos locos años 20s.
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