El teniente Gustl

El autor de la señorita Else (1924) que ya fue tratado con anterioridad en este blog, dejó escrito veinte años antes de esta fecha, en concreto, en el año 1900, el que es considerado como uno de los primeros monólogos de la literatura europea. Se trata de “El teniente Gustl” un pequeño relato de unas sesenta páginas que analiza y nos muestra cómo lo intrascendental, un hecho nimio, puede cobrar una importancia capital y alterar la cordura de la mente de una persona.

Antes de entrar en materia, es importante conocer el hecho de la amistad existente entre Schnitzler y Sigmund Freud. de modo que éste último profesó por el primero una gran admiración, llegando a afirmar que lo consideraba como su alter ego en literatura y se escribieron cartas en los últimos compases de la vida de Schnitzler. Otro hecho a considerar en relación a la biografía de Schnitzler fue la constitución en 1890 del círculo literario de la Joven Viena del que formaban parte, autores como Hermann Bahr o Hugo von Hofmannsthal siendo el Café Griensteidl su principal punto de reunión. Con mucha probabilidad, sus obras se verían influenciadas posteriormente por la pertenencia a este grupo.

La figura central del relato es un teniente del ejército; pareciera que Schnitzler no solo quiere mostrar cómo una persona puede verse abocado a la autodestrucción sino también al elegir a este personaje, nos hablara de la decadencia del imperio austrohúngaro, por lo que tendría una doble lectura.

El teniente Gustl acude al teatro a disfrutar de una obra gracias a la entrada que le facilita un amigo. El lector es testigo de todos los pensamientos que genera la mente de Gustl, cómo se fija en el público asistente, en las actrices y cantantes, etc… En general, centra sus pensamientos en todo lo que llama la atención a sus sentidos. Una vez finalizada la obra teatral, en la salida tiene un altercado insignificante con un panadero. Éste último le llama imbécil y agarra el sable a Gustl con la consiguiente amenaza de que ni se le ocurra enfrentarse a él. Cuando el panadero se marcha, Gustl queda afrentado y avergonzado. Resulta interesante apuntar que en la época en la que se enmarca la obra, el honor era un tema muy importante, y si éste se veía en peligro podía llevar a duelos a muerte. En este caso, tratándose del hecho de que la dirección de la afrenta es de un civil a un miembro del ejército, y por si fuera poco, de grado teniente, Gustl se ve acorralado en una situación que quizás se figure absurda para los ojos de nuestro tiempo pero de importancia capital para nuestro teniente en su contexto. al hilo de esta cuestión es importante remarcar que toda obra de arte o literatura de tiempos pasados, aunque sea vista, leída, años o décadas posteriores, debe ser entendida en su contexto social, histórico y político. Esta afirmación resulta obvia, pero conviene aclararlo.

El juego de las apariencias siempre ha sido importante. La intranquilidad y zozobra que experimenta Gustl ante semejante prueba que le presenta el destino, lo llevará a rozar la locura y el suicidio. En el repaso a su vida analizará sus aventuras amorosas, sus vínculos familiares, pero todo desde la óptica de la desesperación como algo ya inalcanzable y la imposibilidad de entrar en contacto con ellos para explicarles su situación, debido a la vergüenza y el deshonor que eso supondría. Nos muestra la cara más frágil de alguien que por su rango profesional debe aparentar entereza y rectitud.

El punto clave de relato se sitúa al final de la obra, y su reflexión acerca de lo que acontece. Una obra con tintes muy parecidos a su posterior “La señorita Else” mencionada anteriormente, que explora el lado psicológico de sus personajes ante situaciones asfixiantes que los empujan al límite de su personalidades, valores, creencias y posibilidades.

‘Gobierna tu mente, o ella te gobernará a ti'.

Horacio (65 ac-8 ac)

Por último, como curiosidad histórica, cabe comentar que en el momento de publicación de la obra a Schnitzler le fue arrebatada su condición de médico-militar por un tribunal militar en el que alegaron que la obra era una ofensa para el imperio austrohúngaro.
Enlace: https://librosderuby.wordpre..

“Soy yo quien se siente distinto a como me sentía hace una hora, soy yo quien se sabe indigno para batirse en duelo (…) No volveré a tener un minuto de paz… viviré bajo el miedo eterno de que alguien se entere, de un modo o de otro, y que me diga a la cara lo que pasó esta noche… ¡Cuán feliz era hace una hora!” ~ El teniente Gustl de Arthur Schnitzler.

El teniente Gustl acude al teatro a ver un concierto con una entrada que le regala un amigo. Espera ver a su amada pero esta le da plantón y a la salida sucede algo que trastoca la mente del teniente (¡y tanto que la trastoca!) que el hombre se pasa la noche vagando por la ciudad y haciendo cábalas sobre lo sucedido y sus consecuencias. Y hasta ahí puedo contar.

Escrito en primera persona, el libro refleja los pensamientos del teniente. Es un libro cortito y se lee de una tirada; de hecho creo que no se podría leer de otra manera. Plasma cómo nos enfrentamos a las situaciones, incluso a las más nimias y analiza dónde radican nuestras prioridades de vida y a qué le damos importancia. Desde luego las mías bastante más lejos y menos dramáticas que las del teniente y las de mis compañeras de lectura, también.

Un relato psicológico curioso y muy descriptivo que poco a poco cobra velocidad y parece volverse atropellado cuando los pensamientos del protagonista parecen ir más rápido que la pluma que los escribe; se pregunta, se contesta, propone, estudia, sopesa, cuestiona... la sensación es de absoluto vértigo ante la precipitada decisión a la que llevan los acontecimientos

Una historia en la que prima el que dirán, el honor o la falta del mismo cuando esto puede llegar a descubrirse y como los pareceres y las acciones cambian ante la misma situación cuando nadie se percata de esa carencia 
Me lleva a recordar una frase que escuché una vez que dice "a muchos no les importa parecer imbéciles mientras no se lo noten" o algo así...

El libro parece tener el mérito de ser uno de los primeros flujos de conciencia de la literatura. Más allá de ello, el libro no me ha dicho gran cosa. El personaje es un petimetre que, pese a sus años, todavía sufre de trastornos hormonales adolescentes, un racista, un mierda que se tiene en exageradísima estima. La obra es una sátira mordaz de un mal entendido, patético y ridículo, sentido del honor.