El teniente Gustl

“Soy yo quien se siente distinto a como me sentía hace una hora, soy yo quien se sabe indigno para batirse en duelo (…) No volveré a tener un minuto de paz… viviré bajo el miedo eterno de que alguien se entere, de un modo o de otro, y que me diga a la cara lo que pasó esta noche… ¡Cuán feliz era hace una hora!” ~ El teniente Gustl de Arthur Schnitzler.

El teniente Gustl acude al teatro a ver un concierto con una entrada que le regala un amigo. Espera ver a su amada pero esta le da plantón y a la salida sucede algo que trastoca la mente del teniente (¡y tanto que la trastoca!) que el hombre se pasa la noche vagando por la ciudad y haciendo cábalas sobre lo sucedido y sus consecuencias. Y hasta ahí puedo contar.

Escrito en primera persona, el libro refleja los pensamientos del teniente. Es un libro cortito y se lee de una tirada; de hecho creo que no se podría leer de otra manera. Plasma cómo nos enfrentamos a las situaciones, incluso a las más nimias y analiza dónde radican nuestras prioridades de vida y a qué le damos importancia. Desde luego las mías bastante más lejos y menos dramáticas que las del teniente y las de mis compañeras de lectura, también.