Los chicos

“Los Chicos” es una oscura meditación sobre muchos temas, pero principalmente sobre la muerte y el sinsentido de la vida. al principio de este libro nos enteramos de la trágica muerte de dos jóvenes, Jaume y Xavi, en un accidente automovilístico. La historia sucede en un pueblo pequeño en el que todo el mundo conocía a los chicos y todo el mundo se va a ver afectado en mayor o menor medida por el trágico accidente. Sala utiliza esta tragedia para explorar múltiples temas desde las diferentes perspectivas de cuatro personajes.

Así pues, conocemos a Ernest, un banquero que tiene dos hijas de la misma edad de los chicos y que vive en una monótona vida. La muerte de los chicos le hace reflexionar mucho sobre el tiempo y las cosas que suceden mientras estamos vivos. No puede evitar ver las muertes en relación con su propia existencia altamente ordenada, pero sin sentido.

La segunda perspectiva que conoceremos es la de Miqui, un camionero afectado personalmente por la crisis económica. Se trata de un ser machista, violento, adicto al sexo que representa a lo peor del ser humano. Cuando piensa en el accidente piensa en lo rápido que acaba todo y cómo aprovechar el tiempo.

También conoceremos a Iona, la novia de uno de los chicos que ha sufrido el accidente y asistiremos al momento en el que se entera de la triste noticia. Las dudas que generan en ella la muerte de los dos hermanos son sobre todo en la idea de quién es ahora tras la muerte de su novio. Me parece interesante el debate sobre la muerte y la ausencia que dejan las personas.

Por último, conoceremos a Nil, un joven artista que vuelve derrotado al pueblo y que como artista ve en la muerte y en la destrucción una forma de arte. Este quizás fue el personaje que creó más conflicto en mí, pero tampoco me dejó indiferente.

Es cierto que salen estos cuatro personajes como los principales de la obra, pero quiero destacar un quinto personaje: el propio escenario rural de Vidreres. Sala captura su belleza con mucha descripción lírica, pero también relata su destrucción por la dura recesión de España. Lo que una vez fue una próspera región agraria ahora está luchando por salir adelante. Ahora que los niños se han ido, su familia no puede esperar mantener su granja y debe venderla, pero ¿quién se la quedará?

“Los Chicos” es un libro oscuro, me atrevería hasta a decir que es un libro incómodo por lo real de los pensamientos de los personajes que lo protagonizan. El ritmo de Sala es lento, pero seguro. Los personajes están vívidamente dibujados y el lugar está completamente realizado. Debido a su uso de cuatro monólogos internos separados con la tendencia humana natural al pensamiento circular, las narraciones de Sala a menudo parecen oscuras y serpenteantes, pero se fusionan bien en una trama coherente al final de la novela.

En definitiva, en “Los Chicos” encontramos muerte, soledad, codicia, misoginia, incomprensión, y desde luego, si os pasa como a mí, una vez que terminéis las páginas de este libro no os podréis sacar en unos cuantos días a sus personajes.

Un accidente de tráfico se lleva por delante la vida de dos jóvenes hermanos del pueblo catalán de Vidrieres. Esta desgracia actúa como una bomba en dicha localidad, que se ve devastada por la onda expansiva de la misma. Con este punto de partida, creía que encontraría un libro sobre duelo, la pérdida… no sé, ese tipo de novela.

Pues no, amiga. Este libro es otra cosa, una cosa que no se parece a ninguna otra que haya leído antes, que supone encontrarse con un genial ejercicio literario de la mano de Toni Sala y descender a los infiernos. La muerte da impulso a la trama, pero el texto no se centra en ella, sino en las consecuencias de su cercanía en quienes viven.

Una novela oscura y atroz en cierta manera, puesto que pone el foco en la maldad humano y en algunas de las formas en las que esta aparece.

A través de cuatro narradores, cuyos caminos se cruzan, Sala explora la maldad y quizá las peores pulsiones de las personas. Todo ello en un contexto marcado por la crisis económica y la inestabilidad política en Cataluña, que crean un ambiente generalizado de desesperanza, desencanto, decadencia, apatía, rabia y odio. La edición de Trotalibros acompaña perfectamente al texto que envuelve, no hay color, no hay risas, no hay alegría o esperanza, todo es negro. Me quito el sombrero ante la capacidad de Sala para crear ese ambiente agónico y, al mismo tiempo, tan real, tan cercano. ¿Su prosa? Potentísima, arrasa. Párrafos que ocupan más de una página en el devenir del flujo de conciencia de los narradores, combinados con diálogos que te dejan coger aire, respirar, antes de darte el siguiente palazo.

Porque es un poco así, este libro es violento. Hay violencia en su trama, sí. Pero, sobre todo, es violento con el lector que se ve obligado a reflexionar, a ver lo peor de uno mismo en personajes que detesta y mirar de frente a la cara más fea de tu sociedad.

A los personajes, los rechazas como persona pero que te fascinan como lector. Personas de carne y hueso, complejas, profundas, atormentadas, sufrientes… Miqui, un camionero, adicto al sexo, con mil y una personalidades online y una escopeta en su cabina, me dejó sin habla. Imposible no juzgarle, pero es posiblemente uno de los personajes más brillantemente construidos que he leído.

Este libro me ha removido muchísimo, en un aspecto diferente al que pensaba que lo haría. Toni Sala fascina con lo feo, lo corrupto, lo degenerado… y me deja sin palabras. Una novela de esas que te pide una segunda lectura y me deja fascinada. Y tocada. Es imposible salir indemne de este libro.

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Solemos evitar hablar de la muerte. Es uno de esos temas que nos estremece, del que preferimos mantenernos en cierto modo apartados. Como si evitando verbalizar las fúnebres consecuencias que supone su abrazo pudiéramos alcanzar el tan ansiado talismán que llevó a la locura a los viejos alquimistas. Nos mentimos negando la naturaleza misma de ese momento que tarde o temprano nos unirá a todos, que universaliza a la propia condición humana. Ese instante que desnuda a los disfraces que creamos con la esperanza de poder camuflarnos de su presencia y negar todas las directrices que el propio Poe y de su danzante doncella roja nos enseñaron.
Sin embargo, cuado uno es capaz de asimilar que tarde o temprano la muerte paseará a nuestro lado, cabe la posibilidad de que asimilemos la oportunidad de olvidarnos de ella, de dejar el miedo para dar paso a la conciencia de lo que en definitiva es la vida. Una suerte que solo tienen los vivos, a su entera disponibilidad desde el momento en que asumen las reglas de su efímera existencia.
Con una premisa tan potente como es la muerte de dos hermanos en un trágico accidente de circulación, Los chicos nos presenta la historia de cuatro personajes que se sienten perdidos. Incapaces de asumir la realidad del mundo que les rodea, estos cuatro fantasmas se alejan de cualquier tipo de reflexión que cuestione su conciencia, inventando alternativas que les puedan proporcionar una salida fácil a su rutina, a sus errores, a su razón de existir. de una manera fluida y juguetona, Toni Sala nos invita a un escenario en el que actúan esos personajes mostrándonos fragmentos de unas vidas que, en apariencia, están distanciadas de las otras pero que inevitablemente terminarán por cruzarse.
Algunos de ellos se dejarán llevar por la propia inercia del día a día, otros se alejaran de aquello que mas quieren y el resto, tan solo se limitarán a negar las evidencias y las funestas consecuencias que implica lidiar con su propia desesperanza. Sea como sea todos ellos tratarán de sobrevivir intentando esconder la terrible realidad que les atenaza guiándoles a través de una vida que les resulta extraña.
Este contexto proporcionará a Sala las herramientas para invitarnos a recorrer las mente de estos cuatro personajes, los cuales reflexionarán acerca de temas tan esenciales como son la vida y la muerte, las relaciones humana, la familia, la amistad, el dinero, las tierras y todo tipo de cuestiones que definen su razón de ser.
Aun así, Sala se desprende del nihilismo de sus personajes apostando por la conciencia de que aun estamos vivos y que debemos seguir adelante pese a todas las adversidades. El aroma cercano que se emanan de los claveles, las rosas y los gladiolos son olores que nos reconfortan y distraen a nuestros sentidos. Pero también forman parte de las terribles coronas que recuerdan a los seres queridos que ya no se encuentran entre nosotros. La dualidad entre la vida y la muerte tiene esa fascinante virtud de poder reflejarse en su opuesta, por lo que Sala nos habla de la muerte para recordarnos a la vida ya que, como dice en Los chicos, los muertos están enfadados con nosotros por olvidarnos de vivirla.

❄ A raíz de un accidente de coche a las afueras de el pueblo de Vidreres en el que mueren dos hermanos muy conocidos, el autor escoge a cuatro personajes del mismo y nos narra cómo la onda expansiva que desata este suceso les afecta a cada uno de ellos.
Un empleado de banco, un camionero adicto al sexo, la novia de uno de los fallecidos y un joven artista que regresa al pueblo.

❄ La única palabra que me viene a la mente para definir esta lectura (así, sin paños calientes) es DEVASTADORA.
Es impresionante la cantidad de temas que el autor pone sobre la mesa y cómo ahonda en ellos:
La crisis de la burbuja inmobiliaria, la idiosincrasia de la propia región, la muerte como hilo conductor, los miedos, los fracasos y la avaricia son una muestra de la complejidad de la obra.

❄ Para mí ha sido una montaña rusa de emociones. He tenido que parar en algún momento su lectura porque la reflexión constante sobre la muerte y sus consecuencias, me ha hecho sufrir un desgaste por empatía.
La difícil gestión del dolor inesperado que arrasa como un tsunami, sobre todo en el caso de Iona, ha originado que el desasosiego me acompañe gran parte de la lectura.
Unos personajes potentes, aunque reconozco que Ernest, el empleado de banco, ha sido el que menos me ha gustado incluso hizo que me costara esa parte de la lectura, pero entiendo perfectamente su función.
Como colofón, un final explosivo que enlaza las historias y te hace comprender el argumento en toda su dimensión.

❄ Una lectura que zarandea, que incomoda, que te expolia y te desdobla, que nos muestra las múltiples caras del mal y que te deja devastada y aniquilada. BESTIAL.

❄ "La carretera ataba los campos con una cinta de duelo. Los altos plátanos eran las plumas de un monstruo enterrado, la espinas de unos peces transparentes que parasitaban la tierra"

❄ La edición, como nos tiene acostumbrados ya la editorial es magnífica, pero en este caso se ha superado a sí misma. Una gran experiencia haber leído a este autor de la mano de Trotalibros.

¿Tenéis pensado leerlo?

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El epicentro de la historia son dos hermanos de un pueblo catalán que mueren en un accidente de tráfico, aunque en realidad no se habla expresamente de ellos, sino de otras personas que se encuentran ese mismo momento en Vidrieres: un empleado de banca, la novia de uno de los fallecidos, un camionero y el hijo de una conocida familia del pueblo.

Retrata a la perfección las mayores miserias de las que es capaz el ser humano, en un lenguaje sencillo aunque no por ello menos duro.

No obstante, y a pesar de ser un buen libro, de momento es el que menos me ha gustado de la editorial Trotalibros (tras "Vera" y "Adiós, señor Chips", que me encantaron).

Enmarcada en la crisis económica, y con la repercusión que supone la muerte de dos hermanos, esta es una historia que se hila con la de sus cuatro protagonistas, todos ellos hijos del fracaso.

El autor recrea una ambientación oscura y asfixiante consiguiendo que la narración te produzca, al menos en mi caso, asco hacia las miserias y los problemas de las cuatro personas que conforman esta lectura, personas que intentan sobreponerse a sus problemas, en algunos casos rozando lo indecente, sin conseguirlo.
Crea con ello un clima del que sientes la necesidad de huir, de salir corriendo mientras gritas, de no mirar atrás intentando, sin éxito, arrancarte esa opresión del pecho producida por las desgracias a las que puede llegar el ser humano.
Usando una narración clara y directa, en esta obra disfrutamos de una lectura repugnante y bizarra, en cuanto al marco social se refiere; nos encontramos a un banquero que intenta huir de su familia, un camionero adicto al sexo cuya copiloto es una escopeta a punto de ser disparada, la novia de uno de los fallecidos en su intento desesperado de avanzar y, bajo mi punto de vista, la joya que corona de este cuarteto : Nil, la perversión hecha persona, el final redondo de esta brutalidad de libro pero no por ello desmereciendo la profundidad y complejidad del resto.


Este libro es una Oda al nihilismo, una bajada a los infiernos tanto en el plano personal como en el social, y es por ello que, aunque de forma secundaria, trata temas, como pueden ser el aspecto político de Cataluña, para terminar de enmarcar una lectura dura, difícil y dolorosa.

"Los chicos" de Toni Sala es una novela breve en extensión pero intensa en contenido, caracterizada por su desarrollo no lineal donde los personajes principales se entrelazan en una coreografía meticulosamente sincronizada. La trama se construye alrededor de una escena inicial, con los personajes gravitando en torno a ella a lo largo de la narrativa. Sala destaca por su estilo directo y sin filtros al exponer los pensamientos de los personajes, aunque en ocasiones estos pueden resultar algo extensos. En conjunto, la obra ofrece una experiencia única de lectura, mereciendo, bajo mi punto de vista, una valoración de 3 sobre 5.

Comenzaré esta reseña diciendo que tenía muchas ganas de leer a Toni Sala y que yo me había montado una historia en mi cabeza sobre lo que podía ser este libro. Nada más lejos de la realidad...

Asistimos a la trágica muerte de dos hermanos en un accidente de tráfico en Vidreres, un pequeño pueblo de Girona. Pensé que igual asistíamos a una novela sobre el duelo de "Los chicos". En su lugar, encontramos un libro oscurísimo, incómodo, que tiene a la muerte como epicentro e hilo conductor.

Con el cruce de cuatro historias de personajes que, a priori, nada tienen que ver, pero que al final de la novela descubres el nexo de unión. Si algo caracteriza a estos personajes es que están perdidos en vida.

Ernest, un empleado de banca con una vida anodina y dos hijas de edad parecida a la de los chicos.

Miqui, un camionero en apuros, azotado por la crisis, adicto al sexo, misógino y violento. Es de los personajes que más me ha incomodado.

Iona, novia de uno de los chicos. Está buscando su lugar tras la pérdida. En pleno duelo, no sabe cómo seguir ni de quién fiarse.

Nil, es una artista fracasado que vuelve al pueblo. Su peculiar forma de arte me ha removido tantísimo que quizás sea el personaje con el que más sentimientos encontrados he tenido. Me ha costado conectar con él.

Si algo caracteriza a Sala es su oscuridad (muy acorde con la portada que Trotalibros ha elegido). Hay descripciones magistralmente incómodas para el lector, casi puedes masticar la desesperanza, la desazón de sus protagonistas. Con un trasfondo de crisis, hay párrafos en los que al lector le cuesta respirar.

Un libro devastador, que zarandea y te deja pensando por varios días. Una historia sobre lo más oscuro del ser humano narrado e hilado con una facilidad magistral.

Me daré un respiro antes de leer "Persecución", pero seguro que vuelvo a la pluma del gran Toni Sala.

Uno de los temas tabú universales es la muerte, lo único que nos iguala al resto de seres humanos y al resto de seres vivos, y es la muerte el eje principal sobre el que gira todo en Los chicos. Esta novela, publicada en catalán en 2014 y traducida al español en 2022, es una de las obras más notables de Toni Sala, autor catalán nacido en 1969 con una alta producción literaria en su lengua natal, y que ahora Trotalibros nos está haciendo llegar al resto de rincones de la península.

Dos jóvenes de un pueblo muy pequeño, Vidreres, sufren un accidente en el que pierden la vida. La crisis económica acentúa la tensión en la causa independentista y el pesimismo invade los rincones de Vidreres. Bajo este escenario, cuatro personas, cuatro almas perdidas en el ocaso de sus vidas toman la palabra para ser el centro de estos relatos. Un banquero que parece querer autoconvencerse de que tiene la vida que quiere y que el accidente de los chicos lo cuestionará todo, un camionero adicto al sexo que se pasea con una escopeta en su cabina sin un ápice de empatía o bondad, la joven novia de uno de los chicos accidentados con la que nos sumergiremos en el proceso del duelo que sufre en el nido de una familia ambiciosa que ni respeto tendrá por el dolor de su hija, y un joven aspirante a artista que disfruta haciendo daño a los animales.

Toni Sala ha conseguido llevarme a la oscuridad y generarme el deseo de querer habitarlo por un tiempo. Aunque Los chicos no me haya encantado, si que me ha generado una intriga y un desazón notables, y esto me confirma la necesidad de querer descubrir su novela más laureada, Persecución. Pocos son los autores que se atreven a mirar la muerte a la cara, y menos los que construyen una novela alrededor de ella, y Toni Sala lo hace con Los chicos. Es una novela valiente y arriesgada. No será de mis favoritas de la editorial pero si de esas que me dará vueltas a la cabeza por un tiempo.