El epicentro de la historia son dos hermanos de un pueblo catalán que mueren en un accidente de tráfico, aunque en realidad no se habla expresamente de ellos, sino de otras personas que se encuentran ese mismo momento en Vidrieres: un empleado de banca, la novia de uno de los fallecidos, un camionero y el hijo de una conocida familia del pueblo. Retrata a la perfección las mayores miserias de las que es capaz el ser humano, en un lenguaje sencillo aunque no por ello menos duro. No obstante, y a pesar de ser un buen libro, de momento es el que menos me ha gustado de la editorial Trotalibros (tras "Vera" y "Adiós, señor Chips", que me encantaron). |