Los chicos

Un accidente de tráfico se lleva por delante la vida de dos jóvenes hermanos del pueblo catalán de Vidrieres. Esta desgracia actúa como una bomba en dicha localidad, que se ve devastada por la onda expansiva de la misma. Con este punto de partida, creía que encontraría un libro sobre duelo, la pérdida… no sé, ese tipo de novela.

Pues no, amiga. Este libro es otra cosa, una cosa que no se parece a ninguna otra que haya leído antes, que supone encontrarse con un genial ejercicio literario de la mano de Toni Sala y descender a los infiernos. La muerte da impulso a la trama, pero el texto no se centra en ella, sino en las consecuencias de su cercanía en quienes viven.

Una novela oscura y atroz en cierta manera, puesto que pone el foco en la maldad humano y en algunas de las formas en las que esta aparece.

A través de cuatro narradores, cuyos caminos se cruzan, Sala explora la maldad y quizá las peores pulsiones de las personas. Todo ello en un contexto marcado por la crisis económica y la inestabilidad política en Cataluña, que crean un ambiente generalizado de desesperanza, desencanto, decadencia, apatía, rabia y odio. La edición de Trotalibros acompaña perfectamente al texto que envuelve, no hay color, no hay risas, no hay alegría o esperanza, todo es negro. Me quito el sombrero ante la capacidad de Sala para crear ese ambiente agónico y, al mismo tiempo, tan real, tan cercano. ¿Su prosa? Potentísima, arrasa. Párrafos que ocupan más de una página en el devenir del flujo de conciencia de los narradores, combinados con diálogos que te dejan coger aire, respirar, antes de darte el siguiente palazo.

Porque es un poco así, este libro es violento. Hay violencia en su trama, sí. Pero, sobre todo, es violento con el lector que se ve obligado a reflexionar, a ver lo peor de uno mismo en personajes que detesta y mirar de frente a la cara más fea de tu sociedad.

A los personajes, los rechazas como persona pero que te fascinan como lector. Personas de carne y hueso, complejas, profundas, atormentadas, sufrientes… Miqui, un camionero, adicto al sexo, con mil y una personalidades online y una escopeta en su cabina, me dejó sin habla. Imposible no juzgarle, pero es posiblemente uno de los personajes más brillantemente construidos que he leído.

Este libro me ha removido muchísimo, en un aspecto diferente al que pensaba que lo haría. Toni Sala fascina con lo feo, lo corrupto, lo degenerado… y me deja sin palabras. Una novela de esas que te pide una segunda lectura y me deja fascinada. Y tocada. Es imposible salir indemne de este libro.

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