Las cuatro esquinas del corazón

"Las cuatro esquinas del corazón" es la última e inédita novela escrita por Françoise Sagan, escritora francesa.

Françoise Sagan es la autora de "Buenos días, tristeza", que escribió con tan sólo 18 años y publicó en 1954, bajo un seudónimo. Obra que fue llevaba posteriormente al cine.

Denis Westhoff, su hijo, y autor del prólogo, nos narra cómo llegó a sus manos el manuscrito de "Las cuatro esquinas del corazón". Una introducción que me ha parecido perfecta para conocer un poco más de Françoise Sagan y el significado de "Las cuatro esquinas del corazón".

No había leído nada de ella anteriormente, y apenas me sonaba su nombre, pero la curiosidad por su obra inédita hizo que me animase a leer "Las cuatro esquinas del corazón", y me ha sorprendido, en este caso, para bien.

La manera que tiene Françoise Sagan de narrar la historia me ha resultado muy llamativa. La novela no es muy extensa, pero con pocas palabras, con pocos detalles concretos, consigue transmitir mucho, y que no haya echado de menos ningún párrafo edulcorado o con miles de detalles de sentimientos o miradas. Todo ello queda pendiente de la imaginación del lector, al que no le costará imaginar lo que va pensando o sintiendo cada personaje con las pinceladas que la autora nos brinda.

Los personajes que cobran vida en "Las cuatro esquinas del corazón" son la mar de peculiares. Están muy bien definidas las personalidades y el papel de cada uno de ellos, y correctamente ambientados en Tours.

Françoise Sagan refleja, a través de cada uno de ellos, un viaje por los sentimientos y las relaciones personales y sociales.

Lo que más nos puede llamar la atención, es la relación de cada uno de ellos con Ludovic, que tras un fatídico accidente, del que se recuperó milagrosamente, y tras dos años interno en varios sanatorios, regresa a casa.

Todos, aunque de diferentes maneras, le tratan de loco, de que no está curado, de que no puede hacer muchas acciones cotidianas, como puede ser conducir, o incluso su mujer hubiese preferido que hubiese fallecido en vez de recuperarse.
Su recuperación, pero sobre todo su estancia en sanatorios, está mal visto. Las posibles secuelas mentales tras el accidente tienen que ser ocultadas, a pesar de que todos crean que no está recuperado, la imagen que tienen que dar de cada a la sociedad es que si lo está. Un desapego duro e hipócrita hacía tu marido, o tu propio hijo. Son los médicos quienes consideran que Ludovic está recuperado, si de la familia hubiese dependido, él seguiría de sanatorio en sanatorio, como algo de lo que avergonzarse.

Tan es así, que todo ello se refleja en la actitud del propio Ludovic, triste, solitario, e incluso con miedo de vivir, del día a día, miedo de su mujer.

No es hasta la llegada de su suegra, Fanny, que Ludovic empieza a vivir. Ella, al contrario que todos, le trata de una manera correcta, como a una persona normal (detalle que para los demás no es así), y sobre todo, como hombre. Confía en él y así se lo trasmite.

Todo ello envuelto en otro tipo de dilemas familiares y sociales, durante los que Françoise Sagan hará reflexionar al lector sobre cada acción, la moralidad y la importancia de tratar a cada persona de una manera correcta, educada, y no denigrarles, o reducir su existencia por algún detalle diferente o como Ludovic, su accidente y su estancia en los sanatorios. Tan importante es para los enfermos los tratamientos para recuperarse como el apoyo de su familia.

"Las cuatro esquinas del corazón" resalta lo que de verdad importa en el día a día de cada persona, y cómo afecta cada una de las acciones de quienes tenemos alrededor.

"Las cuatro esquinas del corazón" es una novela que no podía quedarse olvidada en un cajón.
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