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Bertrand Russellfue un destacado filósofo matemático, y un positivista lógico de primera hora. Como tal, fue un hombre acostumbrado a los razonamientos ordenados y a los argumentos demostrables. Sin embargo, y a diferencia de otros pensadores que se refugiaron en los números y en las zonas más áridas y formalistas de la filosofía, Russell cultivó la divulgación científica, el ensayo moral y hasta la literatura. Dotado de un estilo divertido y mordaz, al tiempo que habituado a la mecánica de la argumentación, resulta siempre una lectura agradable. Y los Ensayos impopulares son, dentro de toda su obra, un texto menor, divertido y lúcido, en el que Russell dispara contra todas las ideas absurdas. Se burla de las argumentaciones erróneas, de los disparates cometidos por filósofos, de toda la metafísica y de la mala costumbre de fijarnos en las personas que nos caen mal, en vez de las causas impersonales del mal. Es decir, cuando decimos "este presidente/entrenador/jefe es un idiota" en vez de "mi país/equipo de fútbol/trabajo está en tales y cuales problemas". Sin ocultar sus preferencias y antipatías, Russel juguetea con la historia del pensamiento, revelándonos todas las veces en que hemos sostenido lo insostenible, en que hemos creído cosas que no estamos en condiciones de demostrar y en que cometemos errores lógicos, tales como agradecerle fervorosamente a Dios no habernos subido al avión que tuvo un terrible accidente, como si Dios se preocupara mucho por nosotros, pero nada por quienes sí subieron a la nave. Ese tipo de equívocos nutren profusamente esta obra. Un libro entretenido, de lectura rápida y agradable. No requiere tener conocimientos previos de filosofía, aunque un barniz de historia del pensamiento ayuda a disfrutar mejor la lectura. Para un par de tardes, esta serie de ensayos breves y afilados resulta mucho mejor lectura que el último thriller igual a todos los demás, la última saga épica en que la sucesión al trono y la paz del mundo peligran, o la última novela romántica donde dos adolescentes que se caen pésimo terminan enamorados. Y más divertida. + Leer más |
Como imposible y como quimera, como fin y también como imperativo, la idea de la felicidad nos interpela más que nunca en los tiempos que corren. “¿Cómo ser felices?”, esa sentencia que nos sobrevuela como mandato del mundo moderno se impuso para encandilarnos y hacernos perder de vista aquella que debería ser la pregunta nodal: “¿Qué es la felicidad?”.
En su nuevo libro, Gabriel Rolón nos propone desandar el camino.
Desarticular lugares comunes y preconceptos para poner en evidencia qué se esconde más allá de esa ilusión que se vende como panacea y no es más que una trampa. Entre el Psicoanálisis y el arte, entre la filosofía y la literatura, despliega entonces su hoja de ruta, un mapa de lecturas que van de la mitología clásica a Byung-Chul Han, pasando por Freud, Lacan, Borges, Nietzsche, Schopenhauer, Einstein, Alejandro Dolina, Ana Frank, Bertrand Russell y Comte-Sponville, entre muchas otras.
Una vez más, como en sus trabajos anteriores y fiel a ese estilo que lo llevó a ser uno de los autores más leídos de las últimas décadas, Rolón nos invita a pensar a contrapelo de las modas ligeras. Y es ahí, en esa zona incómoda y a la vez anhelante de vida, donde La felicidad se vuelve un ensayo indispensable, lúcido, humano.
