Edhasa

“ISABEL: Ya os he dicho muchas veces,

señor don Mendo, cuán en balde

gastáis finezas de amor,

locos extremos de amante

haciendo todos los días

en mi casa y en mi calle” ~ El alcalde de Zalamea de Pedro Calderón de la Barca.



Repetimos teatro español que me ha resultado más fácil de leer que el de la semana pasada pero claro, ya llevaba entrenamiento. Nos vamos a un pueblo español por el que va a atravesar el ejército de Su Majestad camino a la coronación de este en Lisboa. Las casas del pueblo han de alojar a los soldados y el capitán Álvaro se hospedará en la casa de Pedro, padre de la joven y bella Isabel y del valeroso Juan.



Para evitar tentaciones, envía a Isabel y a su prima Inés a esconderse en la habitación del ático hasta que los soldados hayan abandonado el pueblo pero al capitán se le antoja conocer a la joven y hacerlo muy de cerca. ¡Porque yo lo valgo!, vamos, porque “si en un día el sol alumbra y falla”, dice el capitán “¿por qué no pudiera tener edad en un día de hacerme dichoso?” (¡Qué dos tortas tiene este “sobrado”!).



Isabel que no hace caso a nadie, ni soldado, ni capitán, ni más pretendientes del pueblo, se mantiene férrea y obediente a las órdenes de su progenitor pero poco hay que hacer para salvar de las garras de una “manada” a una mujer cuando estos se encaprichan y la cosa se lía.



Una historia dura como la vida misma, con unos personajes que me han encantado, sobre todo el padre y don Mendo y su escudero. A destacar el discurso de Pedro a su hijo Juan con fragmentos como: “No hables mal de las mujeres; la más humilde, te digo, que es digna de estimación; porque al fin de ellas nacimos”. Al final es Pedro, el pueblerino del que se ríen los recién llegados, el más culto, listo y sensato de la obra.

Mercedes Santos, la autora, nos trae la historia real del ataque vikingo a Compostela y sus alrededores. En ella nos habla del honor, el espíritu de libertad y el valor de las personas para defender sus derechos y su vida.

El argumento de la novela nos hace viajar en el tiempo al año 968, concretamente a las costas gallegas de Catoira y los dominios de Santiago de Compostela. En esa localización, amén de las disputas entre los distintos señores cristianos (eclesiásticos incluidos) por el control de la tierra, tuvieron que hacer frente a un desembarco vikingo. En concreto narra las desventuras de la condesa de Brexio, Nunilo Fáñez, conocida como “La Dama de Jacobsland” por los normandos. Y codiciada por sus riquezas, tierras y soltería.

Con este punto de partida, lo primero que observará el lector será la difícil gestión política que existía en el lugar para no estar en una guerra abierta y declarada entre todos los nobles de la zona. Pero, en especial, la complicada situación que era para una mujer soltera en pleno siglo X, donde no tenían casi derechos y eran propiedad o tenían que atenerse a lo que los hombres dictaran para ellas. Incluso si eran dueñas de un título nobiliario estaban obligadas a ser casadas con otro noble que administrara su capital. Sin embargo, y a través de la protagonista, la obra nos enseña que hay que luchar por nuestra libertad de decisión, sean cuales sean las circunstancias.

Unido a esto, encontramos también la defensa de unos valores; los cuales se hayan en contraposición con las conspiraciones y luchas políticas, y no políticas, por el poder. Incluso podemos ver que no todo es blanco o negro, sino que existen una gran gama de grises, los cuales nos muestran la idiosincrasia de cada estamento y personaje de la obra.

Por otro lado, se pone en valor el poder de la atracción y del amor entre personas que en principio son enemigos. Esa atracción no tiene porqué ser de índole sexual únicamente, sino que la provoca la admiración por la manera de actuar y desenvolverse de quien se supone que es tu rival, o némesis. Sin embargo, respecto al amor se puede inferir también que es algo parecido a la necesidad de tener un contrario potente, lo que se puede llamar odio (o lo que es lo mismo falta de amor, considerando al odio un tipo de amor).

Durante toda la novela la autora nos sitúa con bastante rigor a los personajes en su época y su contexto histórico político, aunque la protagonista posea unos valores extraordinarios para la época (por ser poco normales en esa mentalidad y época), pero que la Historia nos ha demostrado que existieron muchos ejemplos anteriores a la manera de pensar de nuestra Sociedad.

Personalmente, me ha parecido una novela bien narrada, con unos personajes realistas y donde resalta la fortaleza de quienes luchan por su vida y libertad. Sin perder de vista traiciones, movimientos políticos, etc., que dan bastante acción a la novela. Por todo ello considero que es una lectura bastante recomendable.

Desde mi perspectiva, con una predilección marcada por el género del terror, esta novela, ampliamente aclamada, se enfrenta a expectativas particularmente altas. Mi apreciación puede verse influenciada por una inclinación personal hacia tramas que se inclinan más hacia el suspenso y la intriga, en lugar del romance, un género que no suscita mi interés. Esto podría explicar la discrepancia entre mi anticipación y la experiencia real de lectura (en mi caso escucha, al tratarse de un audiolibro). Es importante reconocer que, mientras el estilo romántico de la novela no resuena con mis preferencias personales, esto no disminuye su valor literario en un sentido más amplio. La obra, tal vez, se desvía de lo que tradicionalmente se espera en una novela de terror, optando en su lugar por explorar las complejidades del amor y las relaciones humanas. Esta elección temática puede no satisfacer a los lectores que, como yo, buscan una experiencia literaria más adentrada en la tensión y el misterio, pero ofrece una rica exploración de temas emocionales para aquellos que aprecian el género romántico.