Feliz final

"Nosotros ibamos a envejecer juntos".
Así arranca esta novela.
Antonio y Ángela nos cuentan su historia desde el final hasta el principio. Empezando por el epílogo y terminando por el prólogo, sin guardarse nada.
Su historia puede ser la de cualquiera de nosotros. Es imposible no sentirse reflejado en algún momento.
Una historia muy intensa, que te emocionará, removerá y te hará pensar.
Una novela para leer en pequeñas dosis y así poder saborearla poco a poco.

A mí me ha encantado, pero reconozco que es una novela muy especial y que no a todo el mundo le puede gustar igual.
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“El amor se destruye, se falsea, al recontarlo. El amor es inenarrable, siempre se narra cuando ya ha pasado, y entonces está sometido a relectura, reajuste, cuando no revancha. El amor es inenarrable porque el tiempo del sentimiento y el tiempo del relato nunca coinciden, y lo que ahora contemos siempre será una reelaboración racional de un sentir que se evaporaba a medida que ardía. Cualquier intento por contar el amor está condenado al fracaso. El amor es ridículo, es incomprensible, es desproporcionado, es falso, es equivocado. Ni siquiera los cuadernos, las cartas, los mensajes de entonces, nos sirven para recuperar una intensidad que ya no entendemos. Solo podemos contar la ceniza, o ni siquiera eso: el tizne que dejó la ceniza antes de ser aventada”.
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