La noche que paramos el mundo

Llorar es llover desde dentro.

Las lágrimas son las gotas de lluvia del cuerpo, el agua, y el agua es vida.

Equivocate y que sea tu error, no el de otros.

Fue mi faro en una habitación oscura.

Individualmente eran buenos. Juntos, algo superior.

Siempre he creído que hay algo fascinante en las cosas que escapan del molde y se derraman.

No solo las cosas malas dan miedo, las buenas también, y más. Por qué el ser humano tiene mecanismos de protección y de defensa ante lo que le aterra, pero está desnudo y vulnerable ante lo que le hace disfrutar, y nace el miedo a perderlo. El miedo a subir para volver a bajar.

El mayor desprecio es la falta de aprecio.

Una punzada frágil y a la vez inmensa que me llevó a pensar que no solo hay flechazos en el amor romántico, también surgen en otros tipos de amor y su efecto es igual de devastador. Un torbellino imparable.

Las casas perfectas no existen, todas estamos en reforma.