Todo lo que fuimos

En primer lugar agradecer a Babelio, Masa Crítica y a la editorial Tres Hermanas el envío del ejemplar. La novela está editada en rústica con solapas, con un formato pequeño y manejable, muy agradable al tacto y cómodo para su lectura.



La novela está estructurada en cinco partes que llevan el nombre de los personajes principales de esta historia. En cada una de esas partes la acción se centra en el personaje en cuestión, aunque la trama general se va desarrollando paulatinamente en cada una de ellas, según el orden en el que están en el libro. al final, hay un capítulo pequeño dedicado a un personaje más secundario pero con el que la autora decide poner el punto y final a su obra.



Todo lo que fuimos va sobre una historia de amor. de esos amores profundos y sentidos hasta el tuetano. de esos amores que hacen que los enamorados cometan locuras y hagan aquello que siempre pensaron y juraron que nunca harían.



Alfonso va de camino hacia una cita que va a cambiar su vida. Tiene miedo, proque sabe que, aunque después se sentirá liberado, las consecuencias de su confesión serán fatídicas. Pero nunca llega a su destino, porque el azar, en forma de accidente de tráfico, le cambia la vida para siempre.



Mientras Claudia se debate entre la vida y la muerte, Alfonso se queda a su lado, sin saber siquiera quien es, pero algo le empuja a cuidar de esa mujer.



Éste es el comienzo de una historia, que poco a poco se irá desarrollando y que con el paso del tiempo nos llevará a conocer el por qué de esa situación y cómo los secretos, aunque se tengan por buenos motivos, siempre acaban saliendo a la luz y dejándonos con la incertidumbre del que hubiera pasado si se hubieran conocido todos los hechos.

Esta novela es la primera obra publicada de la autora y aunque, en general, la narración está bastante bien y los diálogos son bastante correctos, hay algunas partes en las que se le nota un poco que es una ópera prima. Pero como he dicho, hay partes brillantes, incluso, muy poéticas que me animan a querer leer alguna obra posterior de la autora y ver si ha ido perfeccionando su manera de escribir y narrar.



Lo que me ha llevado a darle una puntuación media es que en realidad la historia me ha parecido muy superflua. Es decir, no ha conseguido conmoverme, hay personajes que están ahí por estar, porque no veo que su participación en la historia tenga nada de crucial, y no le veo sentido a todo el desarrollo de la historia, porque con voluntad, no había nada insalvable en lo que les pasa a los personajes para haberse resuelto de un modo satisfactorio y mucho más rápido.


Aún así, creo que esta autora tiene mucho que contar y yo quiero darle otra oportunidad. Así que si os gustan las historias de amor puede ser una lectura agradable para estos días de invierno.
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Todo lo que fuimos, de Laura Riñón es una novela que podríamos calificar como romántica, ya que trata del amor y el desamor. La gran protagonista es Claudia, una mujer joven que tiene un accidente de automóvil cerda del Retiro, en Madrid y la llevan al hospital. Allí permanece bastante tiempo recuperándose de sus heridas y de lo que parece que es una amnesia. Gonzalo, un transeúnte al que no conoce y que le auxilió cuando tuvo el accidente suele ir a hacerle compañía. Claudia le pedirá que custodie una maleta que contiene cartas y un cuaderno. La maleta irá apareciendo en varios momentos del relato. Después aparecerán más personajes de la novela, Blanca, la hermana de Claudia, Daniela y Nacho, los hijos de Blanca, Mateo, el marido de Blanca, Luis, amigo de Gonzalo, etc. Claudia y Daniela, la tía y la sobrina, son muy buenas amigas. Incluso la tía le regala un viaje a París. Daniela es la otra gran protagonista, quiere ser escritora y después de terminar sus estudios en Madrid, va a París para estudiar escritura creativa. Claudia le hace una visita en la que viendo que su sobrina no está inspirada le cuenta su historia de amor interrumpida. Daniela toma este relato como base de su novela. Es el desarrollo de una novela dentro de la novela.
La autora (Laura Riñón) también hace un par de guiños a los lectores o cameos: interrumpe en dos ocasiones el relato para transmitir su experiencia con la escritura de los que estamos leyendo.
Los personajes usan un lenguaje muy correcto, son muy educados. No tiene problemas económicos. Son clase alta o muy alta (Madrid, París, Ibiza). El lenguaje que usan es muy correcto, sin palabrotas ni faltas de respeto.
La novela está muy bien escrita. Es de destacar la riqueza de los adjetivos. La narradora omnisciente consigue transmitir las emociones y los sentimientos de los personajes de forma extraordinaria. Se nota que está escrita por alguien que ama los libros, como Claudia y Daniela. Recomiendo totalmente su lectura.

Romántico no empalagoso de esta vida: este libro te va a gustar. Laura Riñón logra hablarnos del amor huyendo de los típicos tópicos y/o idealizaciones de lo que es una relación. Además, tiene pasajes preciosos, pensamientos y reflexiones sobre lo que es ama que guardarás para el resto de tu vida.

Me he sumergido tanto en la historia que me he sentido parte de la familia de Blanca y Claudia, identificándome completamente con muchos de los personajes (que parece que se salen del libro y puedes hablar con ellos).

Sin duda me ha dejado con un muy buen sabor de boca y con ganas de leer un poco más de Laura.

El amor existe para vivir en las cosas que merecen la pena, aunque a veces al destino le apetezca dar un golpe en la mesa para girar su cara y mostrar su cruz.
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Mucho se ha escrito y se escribirá sobre él, pero Laura Riñón es experta en crear historias preciosas en las que sabe plasmar ese amor como pocos lo hacen, manejando la emoción y el sentir. Es una pianista de las letras que toca las teclas de los sentimientos, consiguiendo que resuenen y brillen. Y lo hace sin necesidad de grandes piruetas ni personajes con súper poderes.
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El destino, que escribe el libro vital de cada persona, plantea sorpresas que nadie imagina. Pero también deja espacios en blanco de esos de autocompletar, que cada persona rellena con sus decisiones. Como Claudia, que decide completar las líneas vacías que el destino le cede.
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Poniendo el foco en ella y en su gente más cercana, vamos a conocer buena parte de su vida y una historia de amor. Bueno, en realidad hay varias, de esas imperfectas pero en las que se quiere con todo el corazón, de forma inolvidable, intensa y profunda: las de pareja, las que tejen los vínculos familiares o el apasionado amor por la literatura.
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Los personajes caminan por la felicidad, el desconcierto de lo inesperado, el dolor, la asunción del destino marcado; y también por la reconstrucción, a la manera de cada uno, de las piezas que se desparraman por el suelo cuando se sufre un golpe fuerte e inesperado y nuestro presente queda deshecho.
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Es fácil encontrarse en esta novela, porque hay lugares que el corazón reconoce cuando uno ha amado. Un libro reivindicativo del amor, que incide en la importancia de la escritura para recordar lo que fuimos y curar lo que somos.
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Dicen que cuando el corazón se llena de buenos sentimientos, emite al latir un sonido peculiar, convirtiéndose en una caja de resonancia que proyecta la música más especial de todas. Lo mismo ocurre con este precioso libro: su forma y su contenido tocan una sinfonía emocionante y mágica.
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Sí, aquí hay mucha magia.
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Hay libros o historias que llegan en el momento perfecto. Son aquellos que te ayudan a cicatrizar heridas que no sabías que tenías.
Todo lo que fuimos de Laura Riñón, te recuerda creer en la magia, en el amor y en la vida, pero creer en ellos de la forma más pura, de la magia de las pequeñas cosas, aquellas cosas que nos llenan y que nos cargan las baterías. Cuando aparece aquella persona que tu corazón reconoce y que por x motivo la vida separa, pero vuelve a juntarlas años más tarde.
Personajes que te recuerdan que tienes que ser valiente y arriesgar. Ha llegado el momento de dejarlas volar. Este libro lo empecé a principios de año, y lo dejé en pausa, por cosas de la vida. Hace una semana, decidí volver a él y no ha podido gustarme más.
La autora usa el lenguaje para crear una historia preciosa con unos personajes brillantes, con sus luces y sus sombras, pero que quieres que formen parte de tu vida.
Me gustaría ser Blanca y escribir historias y por otro vivir una historia de amor como la que vivió Claudia, pero con algunos matices. Cuando conoces a la persona correcta, el resto no importa.

"Todo lo que fuimos" es una historia de amor de las clásicas, con su intensidad, sus saltos en el tiempo, y con esos personajes que adoras pero a veces no entiendes nada de lo que hacen. Podría ser una novela de otro siglo en el mejor de los sentidos, no porque sea antigua sino porque los personajes dejan atrás los cinismos del siglo XXI y se dejan llevar.

Dividida en cinco partes en la que cada una cobra más protagonismo un personaje distinto de la historia y que todos aportan en el conjunto final. Conforme avanza la trama se van encontrando entre ellos y compartiendo escenas unos con otros.

El argumento y los giros que da la historia es lo que más me ha gustado, que no desvelaré porque la contraportada cuenta lo justo y me ha gustado el dejarme llevar sin saber qué iba a encontrarme. También he disfrutado las partes epistolares, más reflexivas e intensas.

Un accidente de tráfico es el detonante que desencadena toda una historia que llevaba años guardada. El accidente supone un antes y un después en la vida de todos los involucrados y marca el inicio de esta novela narrada desde diferentes puntos de vista: el de Claudia y el de Alfonso, víctima y testigo del accidente, pero también el de Blanca, la hermana de Claudia y la madre de Daniela, quién nos presentará todo lo que fueron Claudia y el misterioso Pablo, el hombre que vive en sus recuerdos.

Laura nos anunciaba, al inicio de la novela, que esta historia “se la contaron hace mucho tiempo en un aeropuerto”. El cuándo y el quién no importan porque, desde que nos adentramos en sus primeras páginas, nos sumergimos en una historia que nos atrapa. Sus personajes, perfectamente definidos, en lo que vemos reflejados miedos y temores propios -y cuya evolución se va haciendo palpable a medida que vamos leyendo- no son el gran fuerte de esta novela, sin embargo: son las decisiones que tomamos en la vida. Quién no se ha planteado en más de una ocasión “qué hubiera pasado si…” cuando la vida te pone en una encrucijada. Porque, al final, son los caminos que tomamos y sus consecuencias los que nos hacen ser quienes somos.

“Todo lo que fuimos” es una historia de emociones, de sorpresa y de miedos compartidos. Con una escritura elegante y sencilla, pero a la vez pausada y llena de emociones expresadas y no expresadas, me ha encantado y enganchado cómo se pueden concentrar muchas vidas en una sola y de qué forma, después de todo, el amor es lo único que nos mantendrá vivos y que nos salvará de la soledad no escogida.
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Esta historia me la contaron hace mucho tiempo en un aeropuerto. Las salas de espera son lugares curiosos en los que la vida se pasea a su antojo y en los que la paciencia se reconcilia con su opuesto. Observar es un arte, como lo es escuchar. Cabe tanta sabiduría en cualquiera de estos verbos que, si uno sabe conjugarse con los dos al tiempo, puede toparse con historias inolvidables en medio ese ir y venir de personas y de anécdotas. Y por esta razón, a veces me invade la duda y no recuerdo si esta historia me la contaron o la inventó mi imaginación. Sea como fuere, esto es lo de menos, porque a mí me ocurre lo mismo que le sucede a los personajes que ahora les presento y al echar la vista atrás no sé si pasó lo que cuento o si lo cuento como lo recuerdo. La memoria es traicionera con los nostálgicos. Uno confía en la nitidez de su pasado y llega la memoria con su magia y lo elimina todo de un plumazo. Y nos confunde y nos convence de que la vida pasó como ella nos la cuenta, y no como nosotros la recordamos.