Duerme pequeña zorra, la ama no te comerá esta noche.
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Duerme pequeña zorra, la ama no te comerá esta noche.
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No se debe volver al lugar donde se fue feliz, porque ésa es la manera de comenzar a perderlo.
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No hay miedo como el que ya se ha probado, del que se conoce el sabor, el olor y el tacto. Un viejo y mohoso vampiro que duerme sepultado bajo cotidianeidad y orden, y que mantenemos alejado, fingiendo una calma tan falsa como las sonrisas sincronizadas. No hay miedo como el que conocimos un día y que permanecía inmóvil, respirando con un jadeo húmedo en algún lugar de nuestra mente. No hay miedo como el que produce la sola posibilidad de que el miedo regrese. [...]
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En una investigación de asesinato, la discordancia da la clave y el principio da el origen, y en todo origen subyace el fondo de su fin.
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Porque aún siento su amenaza, como una soga que nos ata, sé que está ahí fuera en alguna parte y sé que aún no ha terminado.
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Hay que adaptarse y vivirlo sin tensión, como no siempre es verano y no por eso el otoño es malo.
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Usted es la mejor madre para su pequeño y él es el hijo que usted debía tener.
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Dedicándole aquellas miradas lo suficientemente breves como para no intimidarla, lo suficientemente intensas para hacerlo.
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El olor de tu asesina debe ocupar un lugar de honor en tu registro.
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—«No hay que creer que existen, no hay que decir que no existen» —dijo Engrasi citando la antigua defensa contra las brujas que fuera tan popular apenas un siglo atrás.
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10 negritos