Tengo que confesar que este tipo de novelas que discurren a dos tiempos, y conocemos un pasado y un presente de las protagonistas, con algunas que se fueron y otras que quedan, me gustan mucho. Esas novelas de sagas familiares, con secretos, incertidumbres y sorpresas por cosas que no sabíamos me atraen, y es por eso que esta novela ha sido la lectura de mis vacaciones, como os enseñé en Instagram. Me ha encantado que me acompañara a la playa y la he disfrutado mucho, adentrándome en esa Casa de las Magnolias que intuímos en la portada, y conociendo a esa niña que nos mira fijamente.
Esta novela comienza conociendo una pérdida, la de Isabel, que acaba de perder a su madre, Aurora, a la que unía un vínculo muy especial, ese vínculo de madre e hija tan bonito que muchas tenemos. Totalmente hundida, sin el apoyo total del que ahora es su pareja, y acompañada del mejor amigo de su madre, Luis, que siempre ha estado ahí en los malos momentos, van hacia el pueblo en el que van a cumplir la última voluntad de Aurora, ser enterrada junto a sus padres. Esto es muy extraño para su hija, ya que desde que su madre se mudara a Santillana, al lugar donde nació y se crió, nunca quiso volver, sólo lo hizo una vez en la que Isabel insistió en algo y la llevó, y fue tan mal rato que nunca volvieron e Isabel nunca volvió a insistir en volver allí ni remover el pasado porque se dio cuenta del color y el sufrimiento que le traía eso a su madre, que nunca hablaba de sus padres, de su niñez, de su vida de pequeña... Isabel vivió sin anécdotas por parte de su madre, sin saber de nada, ni de sus orígenes... Pero lo respetó, y fue feliz. Por eso ahora no entiende esta decisión pero de nuevo la va a respetar. Y allá va a despedirse de su madre. En el transcurso de asistir al sepelio, Isabel y Luis paran en una hermosa casa que ahora es un hotel, allí quedan aún recuerdos de antaño y una fotografía encima de la chimenea llama la atención de Isabel, y para su sorpresa descubre que en esa fotografía aparecen su madre y Luis, y que trabajaron en esa casa en su juventud. Luis, un hombre extraño y completamente hermético (con la lectura sabremos porqué), no contesta a ninguna de las preguntas de la muchacha. Para más inri, algo ocurre en el cementerio durante el funeral. Todo esto hace que Isabel sienta un deseo y una necesidad de saber todo lo que ocurrió con su madre antaño. Y este es uno de los puntos donde comienza la trama de la novela en el momento actual o presente, que en este caso es 1992.
La otra trama pasada nos llevará a 1924, y de esta manera el lector podrá conocer todo aquello que Isabel ignora, es decir, toda la infancia de su madre en esa casa de estilo indiano tan grande y bella como poco acogedora en ocasiones para el servicio, ya que Aurora se cría prácticamente con Cristina, la hija de los ricos dueños de
la casa de las Magnolias, ya que sus padres allí vivían y las dos niñas tenían la misma edad. Pero siempre ellos le dejan claro su lugar por muy amiga que sea de la hija de los dueños. Las niñas tienen una complicidad buenísima, pero van creciendo y sus preferencias y prioridades cambian. Alguien además entra en escena y supone la separación total de las dos crías que son ya dos mujercitas. Surgen los celos, las envidias, rivalidad, y varios hechos inesperados hacen que todo se torne oscuro para ellas. Una se toma las cosas con prudencia, tranquilidad y aceptando su destino, la otra, todo lo contrario. Pero no olvidemos que había mucha gente en la casa, cada persona con sus sentimientos hacia ellas, y cuando llega un momento en el que hay que tomar una decisión que cambiará sus vidas, se cierne sobre una de ellas la traición más grande cometida. Todo se precipita y esto efectivamente, hará que cambie la vida de una de ellas y que nada sea como ella había pensado. El destino, caballero caprichoso, hará de las suyas.
Os tengo que hablar sí o sí de la ambientación y los lugares tan especiales que nos trae esta novela. Tengo que deciros que la casa es una protagonista más de esta historia. Tanto en la narración de antaño como en la presente, la casa va a tener un peso grandísimo, será unión de personas, recuerdos, se vivirán muchos momentos importantes entre sus paredes, tanto buenos como malos. La casa, ese testigo silencioso de las vidas que lo habitaron, palpita junto a ellos y eso lo transmite la autora muy bien. Además las descripiciones tanto del exterior, los jardines, toda la naturaleza que la rodeaba, como de los interiores, aposentos de los dueños, aposentos de los sirvientes... Te puedes imaginar perfectamente que estás allí dentro como otra visitante más de la historia. No en vano la autora ha dicho que se inspiró en las casa indianas de Cantabria, vio una y se enamoró, y no me extraña porque me encantaría visitar este tipo de casas. Además, como bien se refleja en su novela, este tipo de casas puede esconder muchos secretos, escondidos entre sus paredes, suelos... Un papel, una carta, una fotografía... Como ocurrirá en esta historia en la búsqueda de Isabel de respuestas que le permitan reconstruir su vida después de todo lo que va encontrando y descubriendo entre las cosas de su madre después de su muerte. Porque Isabel va a descubrir cosas que dan un vuelco a su vida, y desde ese momento la rodearán los secretos de mucha gente que creía a su lado, hasta que se vaya destapando todo. Por lo tanto, aunque nos podríamos encontrar ante una novela de corte familiar, también impera ese misterio y esa intriga que hacen que la lectura sea dinámica, ágil, y que sigamos leyendo para ver si se resuelve todo lo que rodeó a Aurora.
La narración en primera persona también ayuda mucho a que te metas en la historia. al principio puede ser un poco caótico, porque tienes que detectar quién es cada persona que está hablando, pero es una fórmula que funciona bien para que el relato llegue más al lector. Con una estructura de capítulos relativamente cortos, con letra grande que se ajusta bien a sus 436 páginas, la verdad es que la lectura va avanzando sin que te des cuenta.
En definitiva, se trata de una historia escrita con el corazón, con mucho sentimiento, con una trama bien trazada, ya que pese a que cabalga entre varias décadas de diferencia, seguimos sin problema alguno todos los acontecimientos. Es una novela que va in crescendo, primero con un tiempo algo más lento hasta que nos situamos, y luego va acelerando, pues vamos acompañando a la protagonista en sus pesquisas y como va enlazándolo todo hasta que descubre la verdad de su madre y la verdad de su vida. Una novela un tanto intimista, que ofrece muchos sentimientos. No en vano se ha comparado a esta escritora con
Kate Morton, y yo os digo que, si os gustó
La hija del relojero,
La casa de las Magnolias os encantará..
Enlace:
https://losauguriosdelaluna...