Bajo tierra seca

Tenía ganas de leer esta nueva novela de Pérez Gellida. Se aleja un poco de lo que estamos acostumbrados. Aún así la novela tiene una temática interesante y entretenida con personajes bien construidos. No me ha defraudado. Se lee bien y con rapidez. Recomendable.

Me ha parecido un NOVELÓN. Más allá del universo de RAMIRO SANCHO (el cual se merece un final su medida), el autor tenía difícil quitarse la etiqueta de hacer una novela donde el desarrollo no estuviese ligado a los personajes y tramas iniciados con MEMENTO MORI, pero lo ha logrado, y bajo mi humilde opinión ha demostrado que es justo merecedor del Premio Nadal de este año.
Soy de los que opinan que no es necesario que para que una novela se proyecte, los personajes y las tramas que se cuentan tengan que desarrollarse "necesariamente" en EEUU o otros parajes exóticos, teniendo más cercano, pueblos, ciudades, instituciones y clases sociales donde la historia ha dado y quitado tanto que, tal y como queda demostrado en esta novela, se puede contar y crear un gran relato como este utilizando situaciones, localizaciones y personajes propios de nuestras señas de identidad.
He disfrutado mucho esta novela y la recomiendo para que la disfruten tal y como yo lo he hecho.
Esperando lo próximo de César Pérez Gellida y como no, conocer en algún momento el Zero Café.

Novela ganadora del último premio Nadal y además escrita por Gellida son dos buenas razones para leerla. Así que aquí os traigo mi opinión.

al principio se me hizo un poco complicado seguir la trama por cómo se presenta a los personajes, me daba la sensación de que me estaba perdiendo algo y no era capaz de recopilar una mínima información a la que agarrarme para ver la luz al final del camino. Pero poco a poco la luz se hizo y ya no fui capaz de dejar de leer.
En cada capítulo vamos a ir viendo como se desarrolla la acción desde el punto de vista de varios personajes, así que vamos a tener una vista panorámica de lo que ocurre en cada momento sin perdernos ningún detalle.
La trama además se nos va a presentar con saltos en el tiempo, de manera que poco a poco vamos a ir adentrándonos en la inmensidad del océano de esa mujer protagonista, Antonia Monterroso, que es la pieza fundamental de la novela. Claro, que los demás personajes no se quedan atrás y los vamos a conocer muy intensamente también.
Me he visto arrastrada a esa Extremadura de 1917, con sus caciques, su inmenso poder, sus haciendas, sus trabajadores, la corrupción, la guardia civil que vela por todos y esa pobreza, tanto de la tierra como de miras hacia un futuro mejor. Antonia es una mujer que ha tenido que salir adelante por sí misma y para ello...bueno, tenéis que conocerla. Yo casi he llegado a entenderla.
En cuanto a cositas del final, una parte me la esperaba pero otra me ha sorprendido.

Un thriller rural, un western en España de la mano de Gellida, con su manera inconfundible, y para mí genial, de contar las cosas. Era difícil que fallase y desde luego no lo ha hecho. Para nada. Lo he disfrutado mucho.

«El guardia civil no debe ser temido sino de los malhechores; ni temible, sino de los enemigos del orden. Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de los asesinos se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que ve a su hijo arrastrado por corriente de las aguas, lo crea salvado; y, por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos».

Me gusta mucho Gellida y sus libros me los leo pronto pero este, honestamente, me ha costado un poco digerirlo. La historia es buena, no digo que no, brutal y más sabiendo lo que añade el autor al final del libro. La narración me ha parecido, a veces, un poco lenta, no se si por el ambiente o por los adjetivos que utiliza, y, lo peor, algunas escenas muy truculentas a lo Carmen Mola. La violencia campa a sus anchas por aquí, por todos los bandos, que no hay dos solo. Y el poder de Antonia Monterroso es excepcional. No lo recomiendo para estómagos débiles.

Antonia Monterroso es la protagonista de la historia, una mujer fuerte física y emocionalmente curtida por un infancia dura cuyo deseo es hacerse rica, imponiéndose a los hombres, en una Extremadura pobre, inerte, afectada por las plagas, dominada por los terratenientes y en plena crisis. Antonia tiene un único fin, para el que peleará sin ningún temor, hacerse rica sin miedo a aplastar a quien se le ponga delante, utilizando sus técnicas mas precisas, tanto de seducción como de manipulación. Una mujer cuyo poder de atracción hacia el género opuesto es realmente incalificable.

Antonia desaparece tras el incendio de su finca quedando únicamente su capataz como testigo, de cuya custodia se encarga un teniente de la Guardia Civil y en quien pesa una denuncia por parte de Antonia 5 días antes, Este agente tratará de interrogarle y de protegerle ya que hay mucho interés entre los terratenientes de la zona en acabar con él. En torno a este personaje y su relación con Antonia se va fraguando la historia. Acompañados de personajes de alto y bajo rango, de campos secos, agentes corruptos, terratenientes con un poder infinito, fincas

Una novela fenomenalmente ambientada en esa Extremadura del año 1917, quizás no tan lejana de la actual España vaciada, unos personajes muy complejos y carismáticos, una trama en la que el autor se encarga de que nunca dejen de pasar cosas, y un desenlace en parte esperado pero cuya nota final del autor redondea la novela. Recomiendo no leerla hasta el final.
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Cuando un autor gusta, lo normal es que repitas, y además cuando su último trabajo es premiado nada menos que con el Premio Nadal 2024, como poco tendrás que indagar de qué trata "Bajo tierra seca", y si encima descubres que el escritor se sale de su zona de confort y nos lleva a un marco histórico y concretamente a un escenario que plantea unas condiciones de vida hostiles, pues nada, que lo tienes que leer.

De entrada la propuesta me encantaba ya que resulta valiente conceder un tiempo de holganza a sus personajes más conocidos para comenzar una nueva andadura que nos traslada a Extremadura de principios del siglo XX. Un momento donde la vida es complicada y más aún en los pequeños municipios donde los roles están marcados incluso antes de nacer. ¿Pero qué pasa con esos inconformistas que no aceptan quedarse en la silla que les ha tocado?, pues la respuesta es sencilla: Problemas. Y la palabra problemas traducida al lenguaje Gellidista se resume en muertos.

Con estas premisas tenemos una trama donde un gran elenco de personajes van a intentar medrar, cada uno a su manera y cada uno partiendo de una situación bien diferente, algunos intentarán esa mejora simplemente viviendo un día más, otros buscarán la aprobación de su superior o patrón, otros simplemente intentan alcanzar la codiciada sed de venganza. Todo ello nos plantea una novela de lucha continua por avanzar y por alcanzar objetivos, algo no tan distinto a la sociedad actual pero en la que por fortuna tenemos, por regla general, un poco más de escrúpulos.

El inicio nos presenta una detención, un hombre con una cicatriz llamado Jacinto Padilla parece que va a ser el malo de la novela, pero ya se sabe, con Gellida todos vamos con pies de plomo y solo el final de la lectura nos irá aclarando ideas.

Este inicio sirve de gancho para el lector ya que de entrada nos da bastante acción. En este mismo cuadro conoceremos a otros 2 personajes, los guardias civiles Teniente Gallardo y el sargento Pacheco. 2 personajes que a pesar de ser guardias civiles se van describiendo para que podamos adentrarnos en la época donde los guardias civiles no son "verdes" y aún van a caballo y llevan sable.

Una ambientación de tierra seca y hostil que acompañada de un lenguaje con bastantes arcaísmos nos adentra en la historia de mano de un Gellida desconocido, que irá dándose a conocer en su más fiel estilo a medida que avanza la obra.

Un inicio que a pesar de aportar contenido, se muestra más pausado, un desarrollo con un ritmo que favorece que el lector vaya poco a poco abriendo el abanico de personajes y situaciones que a través de numerosas regresiones en el tiempo conforman una gran trama.

Este desarrollo se apoya en capítulos no muy largos que están planteados como escenas cinematográficas y que favorecen mucho la comprensión de la historia. No obstante la novela en inicio se planteó como un guión que finalmente tornó en novela, pero yo apostaría por su no lejana serie ya que película quedaría excasa para el desarrollo de los personajes como merecen.

Estos personajes como antes decía son numerosos y su desarrollo es a mi parecer lo mejor de la novela. Cada uno tiene su fuerza y sus problemas, pero entre todos conforman una gran red, ya que entre ellos existe una especie de antagonismo. Para que haya caciques tiene que haber esbirros y pobres, para que haya agentes de la ley tienen que existir hombres al margen de la ley...

La protagonista femenina en Antonia Monterroso, una mujer "potente" en todos los sentidos y de esas que van a manejar a los hombres porque tiene la necesidad de saber que ella lleva las riendas, esta lista de "peleles" nos aportará un ramillete de personajes encabezados por Jacinto. Esa atracción que despierta llevará a más de uno a perder la cabeza, y a una dependencia que no tiene buen final, pero aún siendo así lo aceptas, una Mata Hari basada en un personaje real según cuenta el propio autor al final del libro, una asesina en serie a la que cambia de escenario y la convierte en un nombre se esos que seguro volvemos a oír.
Cada personaje tendrá su dependencia; a lo físico, a lo material, a las sustancias, a la venganza. Todos estos enganches nos llevarán a un satisfactorio final al más puro estilo de western ibérico rural.
Los escenarios se centran en Zafra y en la provincia de Cáceres pero también nos dejarán varios capítulos en otros lugares, como por ejemplo una ciudad de Sevilla deslumbrante comparada con la Extremadura más pobre, un lujo que también permite todo tipo de oportunidades.

CONCLUSIÓN :

"Bajo tierra seca" es un western ibérico y rural donde el autor nos presenta todo un elenco de personajes con gran fuerza y muy bien desarrollados, unos personajes donde los protagonistas principales Antonia Monterroso y Martín Gallardo luchan por despuntar, un catálogo de sombras, de supervivientes ubicados en el cenagal que forma la tierra nada fértil de Extremadura a principios del siglo XX en la que su único fruto era el hambre.



Una historia que te mantendrá en vilo hasta el final y que te hace disfrutar de no pocos vocablos rescatados de otros tiempos por el autor castellano y que te harán airear el diccionario, preciosos términos que lastimosamente en la actualidad son sustituidos por anglicismos del modo de "fake", "check-in" y otras mierdas del estilo.



Una obra con un Gellida comedido y tranquilo en el inicio , apertura que irá transitando al estilo más conocido del autor donde se suceden los chascarrillos, la astucia y los juegos de palabras entre el final e inicio de párrafos, transiciones entre capítulos y regresiones que acaban con otra adicción para el lector; saber como acaba el embrollo.



Una novela premiada con el Nadal 2024 y que me lleva a pensar que también los galardones se van actualizando, separándose un poco de la literatura más convencional y acercándose a lo que la gente demanda.

Y hasta aquí llegó mi opinión..."pero algo escrito en mi adn me obliga a continuar"

Sin duda recomiendo su lectura, una opción para si no conoces al autor comenzar con unos personajes nuevos y caer en sus redes.
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Nos encontramos en Extremadura a principios del siglo XX. Allí conoceremos a la Viuda –Antonia Monterroso-, propietaria de una gran hacienda de la región. Ha luchado mucho por mantener a flote la hacienda a pesar de la situación de crisis y hambre que se vive por toda la región pero un incendio que ha destruido casi toda la propiedad acaba de matar sus sueños. ¿Y quizás también a ella? Porque no se la encuentra por ninguna parte…

El teniente de la Guardia Civil Martín Gallardo y el sargento Pacheco se trasladan a Zafra para investigar el caso. Allí mismo, en la estación de tren de la población, acaba de ser detenido Padilla, el capataz de Antonia. Pretendía coger un tren y llevaba una bolsa de joyas. Inmediatamente, todas las sospechas recaen sobre él. Pero él dice que Antonia y él eran amantes y que iban a huir, tras prender fuego a la finca, para rehacer su vida en otro lugar. No sólo confiesa eso, también una serie de crímenes que harán que la guardia civil haga un buen número de macabros descubrimientos.

Como veis, no he contado más de lo que cuenta la sinopsis porque prefiero que os acerquéis al libro sin saber demasiado de él. Pero ya os aviso que hay más, mucho más. Una trama compleja y, como siempre, bien tejida, con muchísimos flecos, subtramas, detalles…, piezas de un gran puzle que sólo acertamos a ver en toda su complejidad según nos vamos acercando al final.

Confieso que no soy nada objetiva con este autor. Sus novelas me gustan demasiado y tiendo a verlas con buenos ojos. Creo que ninguna de ellas ha dejado de estar en mi lista de mejores lecturas del año y eso que ya son unas cuantas. Aún así, he de reconocer que esta me daba un poco de miedo porque sabía que era diferente. Las demás, de una manera o de otra, seguían una misma línea, se relacionaban –aunque fuese tangencialmente- entre sí, compartían algún personaje… Esta no. Esta ocurre en un tiempo y lugar distintos a las demás y tiene personajes también diferentes. No os voy a decir que no haya echado de menos a Sancho, Erika, Carapocha…, incluso a Augusto porque estaría mintiendo. Son ya personajes muy míos, muy de todos los gellidistas (además, hace nada pudimos ponerles cara gracias a la serie de televisión). Pero solo les he echado de menos un poquito porque la Viuda , Padilla y Gallardo enseguida han acaparado mi atención. Son personajes complejos, tejidos con mucho mimo, inolvidables.

La ambientación es magnífica. Podríamos calificar a “Bajo tierra seca” de noir rural. Es una novela negra, de intriga o como queráis llamarla, que transcurre en Zafra y gira en torno a una hacienda regentada por Antonia Monterroso desde que quedó viuda de su segundo marido. Eran tiempos difíciles para España en general y para el campo en particular y la vida allí era muy dura. Muchas tierras en poder de muy pocos y hambre para la mayor parte de la población. Latifundios, terratenientes, caciquismo, corrupción, guardias civiles… y una mujer especial sobrevolando todo ellos No os voy a decir nada de la Viuda, descubridlo por vosotros mismos. Sí que os diré que es un personaje complicado, con aristas, que conoceremos mejor de lo que la conocen los demás personajes porque sabremos cosas de su pasado que ellos no saben. Junto a ella, Martín Gallardo es un gran protagonista también. Un guardia civil de los de antes, que va como un miura a por su objetivo y no deja que nadie ni nada le detengan.

La trama, como digo, es compleja. No lo parece al principio, sí al final. Como siempre, César la desarrolla con maestría y deja al lector con la boca abierta ante el novelón que se ha marcado. Es un libro para leer poco a poco, sin acelerarse demasiado (al menos, aconsejo intentarlo) para quedarse con todos sus detalles, que son muchos. César se toma su tiempo para presentarnos los lugares y los personajes y para entenderlos en toda su complejidad, que es mucha. Según vamos avanzando, el ritmo se va acelerando y al final nos espera algún que otro giro y alguna que otra sorpresa.

A pesar de que es una novela diferente, el estilo de César es inconfundible y se le reconoce. Esas escenas que acaban con dos o tres palabras, las mismas con las que empieza la escena siguiente; esas palabrejas tan suyas, esos latiguillos y ese tono de humor bastante irónico con que de vez en cuando suelta alguna pulla… Sigue siendo él.

Conclusión final

“Bajo tierra sea” es mi primer cinco estrellas del año. Un novelón como cabía esperar de César. Una novela bien llevada y bien resuelta que, no obstante, creo que podría tener continuación. ¿Será así? Habrá que esperar otro año para verlo…
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Os confieso que a la lectura de esta novela me lleva que se ubique en la Tierra de Barros extremeña, en 1917. La época, un periodo muy duro marcado por el caciquismo, el hambre y los primeros brotes de gripe española. Que, en lugar de los detectives más al uso, el caso esté llevado por la guardia civil, cuerpo que arrastraba su particular historia negra y que, desde las pérdidas coloniales había ido acogiendo en su seno a exmilitares de las guerra de Filipinas y Cuba, y que la protagonista sea una mujer sin escrúpulos y de muy dudosa reputación. Por último, que haya sido galardonada con el "Premio Nadal 2024" por la editorial Destino, de Grupo Planeta, y que goza aún de cierto prestigio literario.

Un incendio en la hacienda Monterroso y la desaparición de su viuda propietaria, Antonia, ponen en alerta a las fuerzas del orden, siendo asignado el caso al teniente Martín Gallardo y a su mano derecha Pacheco.

La inspección de la hacienda conlleva la aparición de siete cadáveres arrojados al pozo, cubiertos de cal viva, y la detención como sospechoso principal de Jacinto Padilla, el capataz de la finca. La investigación irá sacando a la luz hechos inimaginables y una trama con varias ramificaciones que se irá desvelando a lo largo de la historia.

Más de veinte muertos después, de idas y venidas a través de capítulos muy cortos, cambio de personajes, localización y año, es decir, con continuos flashback a distintos momentos y hechos acaecidos antes de la línea temporal presente, el final de la novela nos despeja dudas aunque sea, en algún suceso relevante y principal sobre el que descansa la trama, de forma inconsistente y difícilmente asumible.

Un thriller rural negro, muy negro cargadito de violencia, tiros, puñaladas, sexo (del que se hace tema central como elemento de manipulación y subyugación) aunque no demasiado explícito, abuso de poder, corrupción... en fin, puede que lo esperable tratándose de Gellida.

Tanto a los muy "gellidistas", como a los que se acerquen por el mero interés de su lectura, les diré que encontrarán una narración ágil y sencilla, pero una estructura, sobre todo en las dos primeras partes de la novela, que aporta más confusión que complejidad. He releído párrafos completos para "ubicar" a los personajes secundarios. Esto me sucede, también, cuando no consigo conectar con la historia ni empatizar con ni uno solo de los personajes.

Basada en hechos reales en sus trazos más gruesos, tal y como nos cuenta Gellida al final de la novela, está tan ficcionado y llevado al extremo que la información no resulta tan relevante.

¿Se deja leer?, Sí. ¿Memorable? No, siempre en mi opinión subjetiva. ¿Es merecedora del Premio Nadal? Permitidme deciros que he dejado de entender hace mucho tiempo, salvo honrosas excepciones, cuáles son los parámetros que deciden los galardones literarios.

Me deja una sensación de irrealidad y de experiencia lectora mediocre.

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