Solo la tocó el papel, suave, delicado, como una caricia, pero algo vibró en el interior de Megan y casi se le escapa la taza de la impresión.
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Solo la tocó el papel, suave, delicado, como una caricia, pero algo vibró en el interior de Megan y casi se le escapa la taza de la impresión.
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Se arrepentiría mil veces en los próximos días, pero por fin se alegró de haber elegido la carpeta de la derecha.
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La diferencia de edad entre el pequeño y los demás lo convirtió, durante mucho tiempo, en el blanco de experimentos, burlas y bromas de los otros tres.
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―Quiero que guardes mis secretos. ―¿Por qué? ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? ―Porque quiero que sepas cosas que no le haya contado a nadie, porque eres la única por la que vencería mis miedos, porque ahora ya sé lo que es perder lo que se ama y no quiero que vuelva a pasarme nunca. |
—Yo llego donde él arde, aprovecho sus descuidos, soy más rápida y más letal. El fuego es poderoso, es intenso, es... sensual, pero yo lo soy más — sentenció con una excitante sonrisa que hizo estremecer a Nick. —No te enfades — dijo tras aclararse la garganta—, pero tú nunca serás agua por eso mismo. Eres demasiado... —¿Qué? ¿Sensual? —preguntó con suavidad. |
—Tengo mucho miedo. —No serías inteligente si no lo tuvieras. |
—¡Venga, Elis! Es un engreído, un soso y parece que le hayan pegado a él toda la nariz que se le rompió a la Esfinge de Guiza.
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—Si quieres que nos llevemos bien, no me mientas. —Nick se quitó la camisa del uniforme a tirones y se quedó con la camiseta blanca de manga corta que llevaba debajo. Elis sonrió al ver cómo se le marcaban los pectorales bajo la fina tela—. Si quieres que tu recuperación sea fructífera, no me mientas. Si quieres que te trate como una persona normal, no me mientas. ¿Me has entendido? —Megan asintió—. Bien. Bienvenida al Delorce Medical Center.
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Era un hombre de pocas palabras al que se le había tachado de padre demasiado autoritario. No mantenía conversaciones trascendentales con tus hijos, ni siquiera con Tyler, tan parecido a él en todos los aspectos. No había consentido a ninguno, todos lo habían tenido todo por igual, sin importar la edad o el sexo. Pero nadie podría usarlo jamás de no defender lo que amaba, de no entregar hasta el último aliento peleando por su familia.
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Los nombres de personajes en un libro aparecen: