Nunca serás agua

Me machacaron cada día, sin descanso, y me amenazaron tantas veces que tuve pesadillas hasta que fui un adulto.

Se miraron y se lo dijeron todo con los ojos, sin necesidad de palabras. Había mucho más entre ellos, había complicidad y algo primitivo que les permitía leerse los pensamientos.

El fuego es poderoso, es intenso, es....sensual, pero yo lo soy más.

Solo la tocó el papel, suave, delicado, como una caricia, pero algo vibró en el interior de Megan y casi se le escapa la taza de la impresión.

Se arrepentiría mil veces en los próximos días, pero por fin se alegró de haber elegido la carpeta de la derecha.

La diferencia de edad entre el pequeño y los demás lo convirtió, durante mucho tiempo, en el blanco de experimentos, burlas y bromas de los otros tres.

―Quiero que guardes mis secretos.
―¿Por qué? ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora?
―Porque quiero que sepas cosas que no le haya contado a nadie, porque eres la única por la que vencería mis miedos, porque ahora ya sé lo que es perder lo que se ama y no quiero que vuelva a pasarme nunca.

Daba igual el daño que le hubiese hecho, pues su piel lo echaba de menos y su cuerpo continuaba sufriendo con el vacío que había dejado en la cama.

—Yo llego donde él arde, aprovecho sus descuidos, soy más rápida y más letal. El fuego es poderoso, es intenso, es... sensual, pero yo lo soy más — sentenció con una excitante sonrisa que hizo estremecer a Nick.
—No te enfades — dijo tras aclararse la garganta—, pero tú nunca serás agua por eso mismo. Eres demasiado...
—¿Qué? ¿Sensual? —preguntó con suavidad.

—Tengo mucho miedo.
—No serías inteligente si no lo tuvieras.