Mi primer acercamiento a Emilia Pardo Bazán fue con "Los pazos de Ulloa" y "La madre naturaleza". Y menuda primera vez. Me quedé asombrada por su manera de escribir, con su habilidad para dibujar el carácter de los personajes a través su físico o para representar dialectos y formas de hablar. Me deslumbró su uso de la ironía y del humor inteligente. Y aunque me queda mucho por leer y por eso será más fácil sorprenderme, estoy segura de que lo de Emilia era otro nivel. de hecho, Leopoldo Alas Clarín la llamó "dueña del idioma, (...) maestra del estilo". Pues en "Morriña" también he encontrado a esa Pardo Bazán. Si bien no lo he disfrutado tantísimo como Los pazos, he vuelto a sonreír escuchando a sus personajes, esta vez en las tertulias de doña Aurora, gallega residente en Madrid rodeada de viejos (en el sentido más literal) amigos. "Morriña" cuenta una historia de amor con tintes trágicos, pero no falta ese humor de la autora que tan bien introduce en algunos momentos. También nos habla de la desigualdad de clases y de la hipocresía derivada de estas diferencias. La edición con ilustraciones es un plus. + Leer más |
Presentación del libro Lo que quede (Continta MeTienes, 2024). Con Irantzu Varela, autora, e Irene Montero
Queda lo escrito, todo lo demás no queda, escribió Emilia Pardo Bazán, e Irantzu Varela, comunicadora vasca, feminista, bollera y activista gorda, retoma estas palabras y las trasforma en una invitación a adentrarnos en estas memorias autopornográficas en las que nos cuenta cómo ha llegado a ser quien es hoy.
La escritora y monologuista compone esta biografía a través de relatos cerrados que, potentes como disparos, en ocasiones nos queman la piel, nos llenan de rabia y nos dan ganas de quemar cosas. Sin embargo, en sus palabras siempre hay una puerta abierta, el apoyo de las suyas, la ternura con la que habla de sus raíces y por supuesto la intención deliberada de convertir los dolores y violencias propias en movimientos y acciones colectivas.
Varela no se presenta sola, sino que a lo largo del libro convoca un akelarre de mujeres artistas, a través de cuyas citas y referencias podemos aproximarnos al universo más personal y político de la autora. A falta de reparación, o a la espera de ella, ojalá Lo que quede sirva como alivio de lo vivido.