Una cura para el alma

Una lectura perfecta para los amantes de la novela victoriana y romántica con una protagonista fuerte y luchadora para aquella época.

Paige Clearington siempre ha soñado en ser doctora como su padre y a pesar de ese Londres clasista ella consigue su sueño, graduarse como doctora. Eso no significa que lo vaya a tener fácil, en un mundo lleno de hombres, donde las mujeres no tienen ninguna posibilidad, por caprichos del destino se ve envuelta, en mitad de Hyde Park, en la ayuda de un niño que ha perdido el conocimiento.

Ese niño es el hijo de Maximilian Hensworth, duque de Breighton. Un hombre demasiado cuadriculado, perfeccionista, retirado de la vida social el cual va a tener que pedir ayuda, a pesar de sus creencias, a Peig para salvar a su hijo. Además lidiaremos con otros problemas que tiene Max, que iréis descubriendo mientras leáis.

Vamos a ir viendo durante la novela como estos dos personajes se van a ir atrayendo, cosa que la sociedad Londinense no está dispuesta a tolerar.

Tanto Paige como Max me han encantado como personajes, están muy bien definidos y ambos luchan con tesón en sus creencias sin menospreciar a los demás. Y el pequeño Matt simplemente me ha enamorado.

Deciros que ME HA ENCANTADO, así, en mayúsculas, la he devorado porque
no podía parar de leer, una historia bien ambientada, ligera, con ese toque que hace que no quieras parar en el siguiente capítulo ya que necesitas saber como se desarrollará la historia, y que te hace sentir, sentir el miedo de perder a un hijo, del amor, de la frustración, ternura, del que te miren por encima del hombro o te intenten engañar por ser quien eres. Es que lo tiene TODO.

Os la recomiendo muchísimo.

Como dato os diré que la profesión de doctora en Londres se pudo hacer ya que 7 mujeres “Las siete de Edimburgo” fueron las primeras mujeres
universitarias matriculadas en una universidad británica y su tesón por la igualdad hará que Paige pueda ser nuestra protagonista
perfecta.

Dos almas arrogantes condenadas a entenderse. ¿Pueden un duque y una mujer trabajadora en el Londres Victoriano salvar el abismo que los separa? Una historia de coraje y ternura, perfectamente ambientada, con una protagonista audaz, unos magníficos personajes secundarios y una trama romántica de las que llegan al corazón y dejan una sonrisa en los labios.

Londres 1890. Paige Clearintong ha cumplido el sueño que tenía desde niña: convertirse en doctora. Sim embargo, recién graduada en la Escuela de Medicina para mujeres de Londres, tendrá que enfrentarse a un reto inesperado: curar, bajo coacción, al hijo del duque de Breighton.
Matthew, el hijo del duque cae desmayado en el parque mientras Paige pasea, el deber como doctora hace que corra en su ayuda. Paige tiene claro el diagnóstico del pequeño, pero el doctor del duque al tratarse de una mujer no tiene en consideración su opinión y la invita a que abandone la casa del duque.
Los días pasan y Paige no logra dejar de pensar en pobre muchacho, ella sabe que la enfermedad es difteria, pero no puede hacer nada para que la crean. Pero el destino es caprichoso y el doctor del duque abandona la ciudad por un motivo personal y es por este motivo que requieren en palacio con urgencia los servicios de Paige.
El pequeño Matthew está grave y Maximilliam, el duque, hace que traigan con urgencia a Paige para que trate a su hijo. Las condiciones son extremas, no puede abandonar el palacio y tendrá que vivir allí hasta que su hijo mejore o muera. La difteria y el torbellino de emociones que le provoca el padre de su paciente marcarán unos días llenos de temor, pero también de una insospechada ternura.

El duque de Breighton…
Maximilliam Hensworth lleva una vida retirada, rigorista, perfectamente cuadriculada. La repentina enfermedad de su hijo y la necesidad de aceptar que lo trate una joven doctora -la única persona que parece saber cómo salvarlo- pondrán a prueba su paciencia y también sus más profundos principios. La galena es insolente, altanera y terriblemente inadecuada, pero despierta en Max una pasión que creía haber olvidado.

Mi valoración personal:
Mariam Orázal, ganadora del XI Premio Vergara de Novela Romántica, el más prestigioso del género, nos sumerge en el Londres Victoriano con Una cura para el alma con Paige Clearington una mujer que se dedica a la medicina en un momento en el que la ciencia estaba vetada a las mujeres.
Marian nos sitúa en plena sociedad Victoriana donde las convenciones sociales, los diferentes estatus sociales y la sociedad opresiva hacia las mujeres estaban a la orden de día. Paige nuestra protagonista siempre luchó por su sueño que fue el de llegar a ejercer la misma profesión que su padre: la medicina. Pero en esta época aún esta profesión estaba muy mal vista, gracias a gente como Las siete de Edimburgo que fueron el primer grupo de mujeres universitarias matriculadas en una universidad británica y a su tesón por la “igualdad en esta época “de una profesión hasta entonces dedicada solo a los hombres, Paige podrá demostrar que ella es capaz de salvar la vida de incluso el hijo de un duque.
Paige te cautiva por su tesón, su profesionalidad y por esos momentos de ternura que nos va mostrando con el avance de la novela. Max es la otra parte e esta historia, un hombre serio, que riguroso pero que cuando conoce a Paige esa fachada se irá cayendo poco a poco para descubrimos a un hombre que aguanta el peso de la responsabilidad y que se ha vito solo ante la crianza de un hijo.
Una lectura ágil, donde en cada momento Mariam consigue que sientas la angustia de un padre por salvar a su hijo, la desesperación de una doctora en querer salvar a su paciente y el amor que todo lo irá impregnado poco a poco.

En conclusión, un libro lleno de ternura, emoción y que al cerrarlo acabas con una sonrisa en la cara. Sin duda un gran premio merecido el que se llevó esta novela ya que Marian ha conseguido que cierre la novela y sienta que la gran doctora Paige ha sabido ganarse tanto el corazón de Max como el mío propio.

Paige Clearington es una solterona de treinta años que acaba de terminar la carrera de medicina. Es un hito importante si tenemos en cuenta que estamos en Londres en 1890, y que ha tenido que licenciarse en la escuela de medicina para mujeres, la única a la que una fémina de la época podía optar.

Paige ha logrado cumplir su sueño tras largos años de estudio, y muchos inconvenientes. Pero ser hija y sobrina de médicos le ha proporcionado una inestimable experiencia desde niña. Pero conseguir graduarse, es tan sólo el inicio de una larga carrera de obstáculos para una mujer de su época.

Nuestra protagonista es terca y obstinada, también rebelde y peleona, y no se muerde la lengua. Pero si fuera una tranquila dama no habría logrado sus objetivos. Me encanta el personaje y llena el libro ella sola. Es una mujer decidida que sabe lo que quiere y lucha por ello. Sueña con levantar clínicas gratuitas para los más desfavorecidos, y para ello busca patrocinadores.

Maximilian Hensworth se convirtió en duque de Breinghton a los diecisiete años. Tuvo que dejar atrás la alegría juvenil para convertirse en lo que sus pares esperaban de un duque de su majestad. Tras contraer matrimonio muy joven, ahora es viudo y padre de un niño de cinco años. Es un hombre serio, recto e intimidante. Es todo un ejemplo de rectitud y un personaje estupendo. Es un padre cariñoso a pesar de que las costumbres de la época dictan distancia con los vástagos.

Matthew tiene cinco años, ostenta el título de marqués de Whillonshire y contrae la difteria, para sorpresa y estupor de los suyos.

Los tres personajes principales son fruto de su época. El niño ha recibido una estricta educación. Es comedido en sus actos a pesar de su juventud y la enfermedad que padece. La nota discordante la aporta Paige. Ha luchado mucho para estar donde está, y sigue peleando para conseguir acercar la medicina a las clases más bajas. La doctora no se deja pisar por el duque y disfrutamos de sus disputas. Él no está acostumbrado a que le lleven la contraria, y mucho menos una mujer de una clase social inferior a la suya.

Hay varios personaje más, la mayoría muy interesantes. Me gustaría saber más de Andrew, conde de Redditch. Es un buen apoyo para nuestra protagonista. Y la descripción de servicio de la casa se ve muy realista, aunque son un tanto peculiares.

Paige termina siendo la doctora del pequeño, y tendrá que luchar por la vida de su joven paciente. Eso da pie a la autora a describirnos diferentes aspectos de la vida a finales del siglo XIX. Nos muestra la lucha contra las enfermedades infecciosas, la mala calidad de vida de las clases más bajas, la falta de higiene y de la atención médica más elemental. Mezclando realidad con ficción nos habla de los avances en la guerra contra las enfermedades infecciosas, de la falta de derechos laborales y de la precaria situación de la mujer con independencia de su clase social.

No conocía la pluma de la autora, pero tuve un pálpito con este libro y me lancé de cabeza. La portada es discreta pero tiene algo que te hace mirar el argumento. Y ahí ya estás perdida porque te vende un libro diferente.

“La cura del alma” es un romance histórico, así que vamos a encontrar una bonita historia de amor entre dos personas muy diferente. Pero también nos muestra una visión de la última decapada del siglo XIX que no dejará indiferente a nadie. La parte romántica es creíble y está muy bien integrada en la trama. El libro es un todo, y la fusión de temas le ha quedado realmente bien. Me gusta lo que cuenta y como lo cuenta.

La pluma de la autora es fantástica. Con un rico y variado vocabulario consigue meternos de lleno en la historia que nos narra. Nos muestra lugares y personajes con todo lujo de detalles, pero sin aburrirnos. Las descripciones son geniales y puedes imaginarte las sucias calles de Londres y como si estuvieras allí.

Ha sido una maravillosa sorpresa esta novela, y espero poder leer pronto otras novelas de la autora. Creo que ha recibido un merecido premio Vergara. Os animo a darle una oportunidad a Miriam si es que aún no habéis leído nada suyo. Y si ya lo habéis hecho no dejéis escapar este libro.