A veces, lo que me da miedo es lo que dejo atrás.
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A veces, lo que me da miedo es lo que dejo atrás.
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Supongo que todas las despedidas son como lanzarse al vacío. Lo peor es decidirse. Luego, cuando ya estás en el aire, no te queda más opción que dejarte ir.
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El secreto más terrible, el del pasado que intentamos olvidar.
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Me estremezco al darme cuenta de lo fácil que es equivocarse con las personas, de lo sencillo que es quedarse con una parte insignificante de ellas y confundir esa parte con el todo, de lo poco que cuesta mezclar las causas con las consecuencias y al revés.
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Muchas cosas se vuelven hermosas cuando las miras despacio.
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Tal vez tú puedas permitirte el lujo de esperar. Tal vez para ti haya un mañana. Tal vez para ti haya mil mañanas, o tres mil, o diez mil, y te quede tanto tiempo que puedas bañarte en él, entretenerte, dejar que se te escurra entre los dedos. Tanto tiempo que puedas desperdiciarlo. Pero para otras personas solo queda un hoy. ¿Y sabes qué? Es imposible saber a cuál de los dos grupos perteneces.
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La esperanza nos mantiene vivos.
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Cuando eres niña solo sueñas con ser mayor, y cuando ya eres mayor te gustaría volver a ser niña.
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Así son las verdaderas amigas; así actúan. Evitan que te des de bruces contra una realidad bastante más amarga que las fantasías.
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Y ahora, en serio: ¿te sorprende tanto que no me diera cuenta antes? ¿Te sorprende que me llevara tanto tiempo pensar en esa palabra? Muerte. Morirse. Muerta. ¿Crees que fui tonta? ¿Ingenua? Trata de no prejuzgarme. Recuerda que tu y yo somos iguales. Yo también creía que mi vida iba a durar eternamente. |
¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?