Mágico, sombrío, impenetrable

"--- Eres una criatura testaruda, Violet, ¿no es cierto? Supongo que es por eso lo que te convierte en poeta en lugar de ser una persona en prosa, como el resto de nosotros." ('El cazador', pág.159).

"En ciertos campos de investigación científica ---como en política, en finanzas y en derecho--- la mujer y la intelectual corrían a lo largo de líneas paralelas que nunca convergían, a diferencia del varón y el intelectual. Se podía ser por completo intelectual sin renunciar a la masculinidad; pero no se podía ser del todo intelectual sin renunciar al menos en parte a la feminidad. Parecía ser una ley de la naturaleza o, si era de la cultura, tan arraigada en la especie humana que se sentía como naturaleza. Aquello era tan verdad para las amigas de Mickey del mundo académico como para ella. Casadas, solteras... no había diferencia." ('Se ha muerto Stephanos', pág.118).

"Todo aquello --- la vida de las sensaciones--- le hubiera gustado sacárselo de las propias venas gota a gota." ('Distancia', pág.60).

"Le desagradaba mucho ser menuda. Le hubiera gustado medir metro sesenta y cinco, caminar con arrogancia femenina, con confianza sexual. Pero con un metro sesenta no le quedaba otro remedio que ser receptora, el receptáculo mismo, de un deseo masculino.
La preocupaba haberse distanciado tanto de su familia, de sus parientes y de los amigos de la juventud. Cada vez que participaba en un brillante acontecimiento social, algo parecía apagársele dentro. Sentía cómo se infiltraba en su interior la falta de vida, una indiferencia helada." ('Mastín', pág.44).

"Cuando uno es un nieto adolescente, resulta muy fácil retrotraerse. Todas las edades por las que has pasado se recuerdan gracias a los abuelos, en el interior de una especie de bruma amorosa resplandeciente, como esos rostros borrosos de la televisión que se utilizan para evitar que se identifique a las personas." ('Sexo con una camella', pág.24).

En ciertos campos de investigación científica —como en política, en finanzas y en derecho— la mujer y la intelectual corrían a lo largo de líneas paralelas que nunca convergían, a diferencia del varón y el intelectual. Se podía ser por completo intelectual sin renunciar a la masculinidad; pero no se podía ser del todo intelectual sin renunciar al menos en parte a la feminidad. Parecía ser una ley de la naturaleza o, si era de la cultura, tan arraigada en la especie humana que se sentía como naturaleza.