Perdonar era infrecuente. Olvidar, más infrecuente aún. Y cuanto más cerca estuvieses de papá, más difícil le resultaba perdonar.
|
Perdonar era infrecuente. Olvidar, más infrecuente aún. Y cuanto más cerca estuvieses de papá, más difícil le resultaba perdonar.
|
¡Cuánto se parece una familia a un árbol gigante! Por muy dañado que esté el árbol, empezando a morir y a pudrirse, las raíces siguen entrelazadas bajo tierra, indisolublemente.
|
Mi deseo es vivir una vida en la que las emociones lleguen despacio, como las nubes en un día tranquilo. Ves cómo la nube se acerca, reparas en su belleza, la contemplas mientras pasa y la dejas ir. No te obsesiona con lo que has visto, no lamentas su desaparición. Te conformas con entender que nunca aparecerá una nube idéntica a esa, por muy hermosa, por única que sea. Y no lloras por haberla perdido.
|
Quizás me vea pronto. Reconozca mi existencia. Eso es todo lo que quiero: que me vea. |
Cuando estás esperando no eres ni feliz ni desgraciada. Aguardas
|
Solo corro para seguir viva.
|
No me puedo creer que de verdad yo no le importe a nadie. Como suele decirse, no nos podemos imaginar el mundo sin nosotros.
|
Tan ocupada con la casa y con los niños que Lula no conseguía dedicarle al jardín el tiempo que hacia falta. Llena de esperanza al inicio del verano, plantaba simientes en metódicas hileras, colocando plantas procedentes del vivero, y luego en unas pocas semanas las malas hierbas estaban asfixiándolo todo (...) Todos los malditos veranos de su vida, siempre lo mismo. Lloraba, maldecía. ¡Siete hijos!... y el marido.
|
Tuvo que dejar de estudiar a los dieciséis años porque su familia necesitaba el dinero (...) Cinco años. Había trabajado seis días por semana durante cinco años hasta que conoció a mi padre, se casaron, empezó a tener hijos y a ocuparse de su casa, siete días a la semana. Su voz subía y bajaba en una furiosa cantinela... dejar de estudiar, dieciséis, casaron, empezó a tener hijos. Siete días a la semana. |
No parecía existir equivalente masculino para -montar un número, para exhibirse-. Como tampoco (algo que descubriría más tarde) existe equivalente masculino para zorra, para furcia. |
¿Quién escribió la saga?