No podía matarla a ella, desde luego como habrán pensado algunos. ¿Comprenden ustedes? La quería. Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista.
|
No podía matarla a ella, desde luego como habrán pensado algunos. ¿Comprenden ustedes? La quería. Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista.
|
Pienso que todo es una cuestión de amor; cuanto más amas a un recuerdo, más fuerte y extraño es.
|
Si una cuerda de violín puede sentir dolor, entonces yo era esa cuerda.
|
Y hoy me sorprendo pensando que nuestro largo viaje no había hecho otra cosa que ensuciar con un sinuoso reguero de fango el encantador, confiado, soñador, enorme país que entonces, retrospectivamente, no era para nosotros sino una colección de mapas de puntas dobladas, libros turísticos estropeados, neumáticos gastados y sus sollozos en la noche- cada noche, cada noche- no bien me fingía dormido
|
Comprenden ustedes? La quería. Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista
|
Y ésta es la única inmortalidad que tú y yo podemos compartir, Lolita.
|
Es extraño que el sentido del tacto, tan infinitamente menos precioso para los hombres que la vista, se convierta en los momentos críticos en nuestro principal –si no único– asidero de la realidad.
|
(…) y en la cúspide misma de esa ternura humana, agonizante, generosa –mi corazón estaba pendiente de su cuerpo desnudo, ya en vías de arrepentimiento–, súbitamente, irónicamente, horriblemente, el deseo se henchía de nuevo y... oh, no, decía Lolita con un suspiro al cielo, y un momento después la ternura y el azul… todo estallaba.
|
Te quería. Era un monstruo pentápodo, pero te quería. Era despreciable y brutal, y depravado y cuanto podía imaginarse, mais je t’aimais, je t’aimais! Y había momentos en que sabía cuanto pasaba por ti, y saberlo era el infierno (…)
|
No puedo describir exactamente esa expresión… Una expresión de desamparo tan perfecto que parecía diluirse hacia una apacible vacuidad, precisamente porque ése era el límite mismo entre la injusticia y la frustración –y cada límite presupone algo tras él–; de allí la iluminación neutra.
|
¿De qué nacionalidad es el autor de esta novela?