Saber soltar para poder volar

Un viaje hacia la madurez, a través de los sentimientos, de charlas con el yo interior de una Viguesa que va a trasladarse a Madrid a estudiar en la universidad.
A través de las páginas, de una narrativa fluida, una poesía entrañable y unas ilustraciones originales a la vez que cercanas, recorremos las distintas situaciones y pensamientos de la época de la juventud en la que se conforma el carácter.
Nuestra protagonista nos guía desde sus sentimientos de tristeza, soledad, morriña a la familia, los amigos y la tierra que la vio nacer, hacia un mundo de descubrimientos, explorar una ciudad nueva, nuevos restaurantes, nuevos amigos…, mirar desde otra perspectiva, aunque desde el cielo de Madrid no puedas ver el mar. Encontrar la diferencia entre tomar café para sobrevivir o para disfrutar.
El libro te deja un sabor dulce, te traslada a momentos vividos, situaciones con las que te identificas y te sientes feliz por haberlas sentido y disfrutado. Aprender a quererse y a conocerse a sí misma, a valorar la soledad o a encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. A conocer el amor y el valor de la amistad.
Alegrarse de sentirse uno mismo, aunque te miren raro si eres feliz.

La lectura de este libro ha sido una sorpresa muy grata.

Un libro donde la autora se abre en canal para contarnos todo lo que vivió y sintió al abandonar Vigo e instalarse en Madrid .

Una salida de casa deseada pero también llena de amigos, donde creció, aprendió y reconoció a quien quería en su vida y quien sería sólo recuerdo.

Una chica con 19 años, la autora, y las ideas muy claras que me ha encantado descubrir, tiene otro libro que buscaré y creo que disfrutaré.

El libro acaba con una lista de canciones para cuando no quieres ni leer ni hablar, solo sentir.

"Por suerte, me dicho cuenta a tiempo y aprendí a deshacerme de la dependencia para mantener una relación sana. Una relación que me permitiera reír y llorar con él, pero también me diera espacio y valentía para hacerlo sola"