No tenía que haberse muerto. Elena no puede hacer nada contra eso, es la vida. Es mucho peor echar de menos a alguien que se ha ido y sigue vivo, en algún lugar que no sabes si no es peor que la muerte. |
No tenía que haberse muerto. Elena no puede hacer nada contra eso, es la vida. Es mucho peor echar de menos a alguien que se ha ido y sigue vivo, en algún lugar que no sabes si no es peor que la muerte. |
- No te creas que me gustó mucho: demasiado grande, demasiada gente. - A mí me encanta, me hace feliz sentir que no soy nadie. - Quizá es que yo aquí tampoco soy nadie. |
No digo que ya no parezcas tú, o que hayas cambiado. Eso no, tú eres el que siempre has sido. |
La ciudad, a su alrededor, reanuda la vida con el amanecer, como un corazón que recupera su latido.
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Ha ocupado un lugar tan importante en su vida que le cuesta comprender que no lo note todo el mundo, que no se transparenten en su piel las emociones o incluso los momentos que comparte con ella.
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Sé que aquello la dejó marcada, pero eso no le da barra libre para olvidarse de que los demás también somos personas.
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Un trauma que, poco a poco, la está alejando de la gente que la rodea, que la empuja a la soledad, a la autodestrucción.
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- ¿Lo ha conseguido alguna vez? - No siempre, pero con una sola vez que se logre, merece la pena. |
Horas de insomnio que ella encaja como un justo castigo. En esas noches eternas, su convicción flaquea, como si tuviese la tarea de armar un puzzle a sabiendas de que faltan piezas, de que el cuadro resultante será una imagen amorfa, monstruosa. Pero se ha acostumbrado a vivir con ese miedo. |
Te lo juro, nadie, ni siquiera el destino, nos puede separar. |
10 negritos