La red púrpura de Carmen Mola
Horas de insomnio que ella encaja como un justo castigo. En esas noches eternas, su convicción flaquea, como si tuviese la tarea de armar un puzzle a sabiendas de que faltan piezas, de que el cuadro resultante será una imagen amorfa, monstruosa. Pero se ha acostumbrado a vivir con ese miedo. |