Tras la muerte de Lucas,
Elena Blanco ha dejado la BAC en un intento de dejar atrás una vida rota, condenada al recuerdo de un hecho traumático. En su ausencia, Rentero ha dado muestras de cabezonería al negarse a nombrar a un sustituto, pero en la práctica es Chesca la que ha asumido el mando. Metida en su nuevo papel, ha hecho gala de una seriedad que queda en entredicho cuando desaparece completamente después de la noche de fin de año chino, en la que se perdió su rastro tras un encuentro tormentoso con Zárate. ¿Corre peligro o simplemente está de fiesta para superar un momento doloroso? Como es lógico, la BAC será la encargada de resolver este enigma y, como no podía ser de otra manera, contará con el regreso de Elena como colaboradora.
La trama de esta novela es a mi parecer la más original de las tres, dura, tormentosa y bastante cruda, lo que la convierten en una lectura no apta para todos los públicos y en las que se atisba una pluma más madura. Sigue manteniendo un ritmo frenético, pero los capítulos tienen más peso que antes, al menos a mí me lo ha parecido. Sin embargo, aunque todos estos componentes apunten a una mejora en la calidad de la obra, este avance en la escritura no se produce de un modo paralelo en la configuración de los personajes. Si en
La novia gitana o en
La red púrpura sentía que no los conocía, que a veces actuaban de un modo irracional o ilógico, en
La nena van más allá, para mí actúan incluso como personas opuestas a las que se habían perfilado en los libros anteriores y esta contradicción me hace muy difícil disfrutar la lectura y considerarla "buena".
Uno de los motivos por los que le doy esta puntuación, es porque creo que
Carmen Mola ha intentado trascender la originalidad, añadiendo un factor sorpresa no relacionado con la trama per sé sino con sus personajes, me refiero a la incorporación de Reyes. Aunque al final se salva un poco, durante gran parte de la obra me parece que ha sido incluida como excusa para hablar del género fluido y el lenguaje con el que se hace no me parece la aproximación más correcta, de hecho, en algunos momentos llega a ridiculizarse, aunque como digo más adelante se explica con un poco más de profundidad, pero para mí ya es demasiado tarde y el daño está hecho. No creo que incorporar personajes que no respondan a la heteronormatividad deba hacerse como un factor cómico o sin tenerse plena conciencia de lo que se está hablando, ya que en nuestra realidad social hay gente que sufre por ello y este tipo de actos pueden generar confusión y malentendidos innecesarios. Aunque como recalco, es mi opinión :)