Como la ciencia más difícil que hay es la de conocerse uno así mismo.
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Como la ciencia más difícil que hay es la de conocerse uno así mismo.
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A los despreciados se nos debe dejar el que nos consolemos los unos con los otros.
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Hay ocasiones en que las peores ofensas son esas que se infligen sin intención, según se dice.
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Hay lagrimas que refrescan y desahogan y lágrimas que encienden y sofocan más.
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Pero acaso no hay nada más malicioso que la inocencia, o bien, más inocente que la malicia.
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Pues porque a la gente le gusta la conversación por la conversación misma, aunque no diga nada. Hay quien no resiste un discurso de media hora y se está tres horas charlando en un café. Es el encanto de la conversación, de hablar por hablar, de hablar roto e interrumpido.
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¿Qué es el mundo real sino el sueño que soñamos todos, el sueño común?
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O no es acaso que a medida que los corazones más se unen, más se separan las cabezas.
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Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, la niebla. La vida es una nebulosa.
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El azar es el alma de la poesía.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises