-Los sueños son peligrosos, Louise. Sobre todo cuando dependen de otro.
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-Los sueños son peligrosos, Louise. Sobre todo cuando dependen de otro.
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Dormir le permite no preocuparse por lo que pasó y no angustiarse por lo que ha de venir. Dormir es su único respiro desde los sucesos que hace 3 años la llevaron allí.
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¿Habrá algo tan consolador como creer que tus seres permanecen contigo después de haber muerto? De este modo, la muerte pierde su carácter grave y definitivo. Y la vida gana en valor y sentido. No hay un antes y un después, sino un todo.
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Hay pocos sentimientos tan dolorosos cómo verlos envejecer. Y comprobar que la fuerza que encarnaban esos seres a los que creíamos inmortales se ha transformado en fragilidad irreversible.
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No hace falta creer en algo para que exista. Yo no creía en los espíritus, y sin embargo son reales. Uno no puede rechazar las creencias, darles crédito o desconfiar de ellas, pero no puede negar lo que se presenta ante él. Por primera vez, tuve la sensación de que no era la rara en medio de la multitud, sino la única normal frente a la mayoría.
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Indignación es un sentimiento avasallador, y no conviene malgastarlo.
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Ella ofrece a examen un cuerpo tan deseado como mal comprendido por quien lo maneja. Un médico siempre cree saber más que su paciente, y un hombre, saber más que una mujer: es esa intuición lo que en esos momentos angustia a los jóvenes que esperan a que las examinen.
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Pero la locura de las mujeres no es comparable a la de los hombres. Ellos la ejercen sobre los demás; las mujeres, sufre sí mismas
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Parece bastante corriente en comparación con las otras enfermas, aunque habría que saber qué se entiende por "corriente".
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Nunca sabemos realmente si hemos hecho bien al revelar nuestras verdades. El alivio que produce el momento de sinceridad se transforma con rapidez en pesar. Nos arrepentimos de habernos abierto. De habernos dejado llevar por la necesidad de contarlo. De haber depositado nuestra confianza en el otro. Y ese pesar nos lleva a prometer nos que no lo volvernos a hacer.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?