El baile de las locas

¿Como rebelarse contra las enfermeras, los médicos, el ,iedo, aquel hospital, cuando una palabra más alta que otra puede costarle el aislamiento o un pañuelo de éter pegado a la cara?

Hay quien no quiere irse. Y yo no soy la única. No nos moveriamos ni aunque tiraran abajo las paredes. ¿Acaso has visto como viven algunas? En la calle de la noche a la mañana, sin familia, sin saber que hacer,… Seria un crimen. No. Esto no es perfecto, pero aqui nos sentimos protegidas

Mitad manicomio, mitad prisión, la Salpêtrière acogía todo aquello que París no sabía manejar: los enfermos y las mujeres.

-Los sueños son peligrosos, Louise. Sobre todo cuando dependen de otro.

Dormir le permite no preocuparse por lo que pasó y no angustiarse por lo que ha de venir. Dormir es su único respiro desde los sucesos que hace 3 años la llevaron allí.

(…) como si lo que las distinguiera no fuera la enfermedad y el encierro, sino la manera de ser y estar en el mundo.

Aquí me siento segura. Todas somos mujeres.

La perturbada y la supervisora han hablado con pudor de los hombres, con los que no tratan, y de los hijos que no tienen, de Dios, en el que no creen, y de la muerte, a la que no temen.

Mitad manicomio, mitad prisión, la Salpêtrière acogía todo aquello que París no sabía manejar: los enfermos y las mujeres.

A Eugénie le sobrarían motivos para tener la envidia al hijo primogénito y, por tanto, adorado, al que animan a estudiar y al que ven como futuro notario, mientras que a ella solo la ven como una futura esposa.