(…) como si lo que las distinguiera no fuera la enfermedad y el encierro, sino la manera de ser y estar en el mundo.
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(…) como si lo que las distinguiera no fuera la enfermedad y el encierro, sino la manera de ser y estar en el mundo.
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La Salpêtrière es un vertedero de mujeres que ponen en peligro el orden social. (...). Una cárcel para las culpables de tener una opinión
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Mitad manicomio, mitad prisión, la Salpêtrière acogía todo aquello que París no sabía manejar: los enfermos y las mujeres.
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Aquí me siento segura. Todas somos mujeres.
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Mientras los hombres tengan rabo, todos los males de este mundo seguirán existiendo.
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La fe inquebrantable en una idea conduce a los prejuicios. ¿Te he hablado de los serena que me siento desde que dudo? Sí, no hay que tener certezas. Hay que poder dudar; de todo, de las cosas y de una misma.
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La locura de las mujeres no es comparable a la de los hombres. Ellos la ejercen sobre los demás; las mujeres, sobre sí mismas.
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A veces, la verdad no es mejor que la mentira. De hecho, no elegimos entre ellas, sino entre sus respectivas consecuencias.
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Proceden de todas las unidades, histéricas, epilépticas y neuróticas, jóvenes y no tan jóvenes, todas carismáticas, como si lo que las distinguiera no fuese la enfermedad y el encierro, sino una manera de ser y estar en el mundo.
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A veces, la verdad no es mejor que la mentira. De hecho, no elijamos entre ellas, sino entre sus respectivas consecuencias.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?