Me sentía ciega y sorda a la vez, como si me desplazara a través de la niebla. Entonces me di cuenta, como cada vez que sucedía algo así, de que no era tan fuerte como pretendía ser.
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Me sentía ciega y sorda a la vez, como si me desplazara a través de la niebla. Entonces me di cuenta, como cada vez que sucedía algo así, de que no era tan fuerte como pretendía ser.
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Quizás era suficiente, pensé, saber que alguien como él existía en el mundo. Quizás era suficiente que nuestras vidas se hubieran encontrado y bifurcado, dejándonos a ambos transformados. Quizás era suficiente haber aprendido que el amor era el arma inesperada, el puñal que yo necesitaba para atravesar la rígida armadura que yo llevaba todos los días
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Estaba cansada de centrarme en mi propia furia. Estaba exhausta de recordar solamente a las personas malas y las cosas terribles que me habían dicho o hecho. Estaba agotada. La oscuridad ocupaba demasiado espacio valioso en mi mente. Además, ya me había mudado lo suficiente como para saber que el tiempo era algo fugaz y limitado. No quería desperdiciarlo. |
Quizás era suficiente haber aprendido que el amor era el arma inesperada, el puñal que yo necesitaba para atravesar la rígida armadura que llevaba puesta todos los días.
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Su presencia tranquilizadora hacía que estando con él siempre tuviera ganas de bajar la guardia.
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No comprendía por qué el universo insistía en ponerlo en mi camino, pero tampoco sabía cómo enfadarme con él por ser una persona decente,
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Quizás era suficiente, pensé, saber que alguien como él existía en el mundo. Quizás era suficiente que nuestras vidas se hubieran encontrado y bifurcado, dejándonos a ambos transformados.
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Quizás era suficiente haber aprendido que el amor era el arma inesperada, el puñal que yo necesitaba para atravesar la rígida armadura que llevaba puesta todos los días.
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Cuanto más conocía a las personas, más advertía que todos éramos un montón de idiotas asustados que caminaban a oscuras, chocándonos unos con otros, aterrorizándonos sin motivo alguno.
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Nos apartamos, luchando por respirar, aferrados el uno al otro como si estuviéramos ahogándonos, como si hubiéramos estado extraviados, dados por muertos en un vasto océano sin fin.
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Manolito ...