Todos decían que Aquiles había nacido para la guerra, que sus manos y pies parecían formados para ese solo propósito. Iban a mandarlo entre miles de lanzas troyanas y esperaban verlo triunfar mientras se teñía las manos de sangre.
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Todos decían que Aquiles había nacido para la guerra, que sus manos y pies parecían formados para ese solo propósito. Iban a mandarlo entre miles de lanzas troyanas y esperaban verlo triunfar mientras se teñía las manos de sangre.
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La fama sigue cursos extraños: la de unos aumenta al morir y la de otros se desvanece. Lo que admira una generación la siguiente lo aborrece. Es imposible decir quién va a sobrevivir al holocausto de la memoria.
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Tetis deseaba que su hijo fuera un Dios. Yo no podía imaginármelo de esa manera. Las deidades eran frías y distantes, tanto como la luna. Eso no tenía nada que ver con el brillo de los ojos de Aquiles ni con la picardía cálida de sus sonrisas.
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Me bastaba un simple roce o el olor para identificarle; y si me quedara ciego, podría reconocerle por el modo en que respiraba o en que pisaba el suelo. Le reconocería en el fin del mundo, incluso en la muerte.
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Aquiles me estaba mirando. -Siempre tienes revuelto el pelo aquí. -Me tocó la cabeza justo detrás de la oreja-. Creo que nunca te he dicho lo mucho que eso me gusta. -Se me erizó el cabello allí donde sus dedos me habían tocado. -No -respondí. -Lo hice. -Deslizó la mano hacia la base de mi cuello y acarició la vena que discurría por el mismo-. ¿Y qué me dices de esto? ¿Te he dicho lo que me parece? Justo ahí... -No. -Entonces, seguramente esto... -Movió las manos sobre los músculos de mi pecho, calentando la piel con su tacto-. ¿Te he hablado de esto? -Algo me dijiste. -Contuve un poco la respiración al hablar. -¿Y qué me dices de esto? -Su mano se demoró sobre mis caderas, acercándose a la línea de los muslos-. ¿Lo he mencionado? -Sí. -¿Y te he hablado de esto...? Seguro que sí, no me habría olvidado. -Esbozó su sonrisa gatuna-. Dime que no. -No te olvidaste. -Ni tampoco de esto. -Ahora su mano era incansable-. Sé que te he hablado de esto. Cerré los ojos y pedí: -Dímelo otra vez. + Leer más |
Se ausentaba a la última hora de la noche o a primera hora de la mañana, cuando todos dormían en palacio, y regresaba con las mejillas enrojecidas y oliendo a mar.
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Esas milésimas de segundo donde se encontraba la línea de nuestras miradas, eran el único momento de mi jornada en que yo sentía algo ...
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Cuando sonreía, la piel de la comisura de sus labios se arrugaba como el papiro en llamas. Él mismo era una llama. Atraía las miradas porque brillaba. Tenía encanto incluso nada más levantarse con el pelo revuelto y el rostro abotargado por el sueño. |
Aquiles era vivificador y estimulante incluso mientras descansaba, tanto que ridiculizaba a los muertos y aparecidos.
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¿Quién podía avergonzarse de perder contra alguien tan bello?
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?