En cualquier otra ocasión, todo aquello me habría encantado: los nombres de las partes del barco, como driza, mástil o popa; el color de las aguas; el olor puro de los vientos... Pero yo apenas presté atención a nada de eso. Solo pensaba en esa pequeña isla situada en algún lugar delante de mí y el chico de cabellos rubios que esperaba encontrar allí.
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