La llamada de Cthulhu

Algún día llamaría, cuando las estrellas fuesen propicias, y el culto secreto estaría siempre aguardando para liberarlo.

Que no está muerto lo que puede hacer eternamente, y con los eones venideros aun la muerte puede morir.

He contemplado todo lo que en el universo puede haber de horroroso, y aun los cielos de la primavera y las flores del verano me parecerán desde ahora impregnados de veneno. Pero no creo que viva mucho.

Incluiré este relato, esta prueba de mi propia cordura donde se ha unido lo que espero nunca volverá a unirse.

El monstruo está más allá de toda posible descripción. No hay lenguaje aplicable a ese abismo de horror inmemorial, a esa pavorosa contradicción de todas las leyes de la materia, la fuerza y el orden cósmicos.

Todos escucharon, y todos escuchaban aún cuando el monstruo se hizo visible, babeando y apretando su inmensidad verde y gelatinosa a través de la tenebrosa abertura hasta elevarse pesadamente en el aire corrompido de aquella ciudad de pesadilla.

El olor que salía de aquellos abismos recién abiertos era insoportable, y Hawkins, que tenía el oído fino, creyó oír allá abajo un sonido chapoteante e inmundo.

No está muerto quien puede yacer eternamente, y con el paso de los años la misma muerte puede morir.

"La abominación espera y sueña en las profundidades del mar, y sobre las vacilantes ciudades de los hombres flota la destrucción."

"He contemplado todo lo que en el universo puede haber de horroroso, y aun los cielos de la primavera y las flores del verano me parecerán desde ahora impregnados de veneno."