Alba vuelve al pueblo para cuidar de su abuelo que, poco a poco, va perdiendo la memoria. Con su regreso volverá a reencontrarse con un amigo del pasado y resurgiran también los doloros recuerdos que dejó allí abandonados en su adolescencia. Andrea Longarela nos vuelve a traer una historia llena de puro sentimiento en la que tratará de contar a cuatro voces dos historias de amor del presente y del pasado. Los primeros amores, los amores prohibidos y todos aquellos que nacieron frente al faro y que tratamos de recordar para no caer en el olvido. El mar, como uno de los narradores principales, es testigo de todos ellos en un hermoso recurso literario que Andrea emplea con mimo y sumo detalle a través de una delicada pluma que cautivará hasta los más reacios. Esta preciosa historia, dedicada en gran medida a los abuelos, anhelando que sean eternos, es otra de las subtramas que probablemente te hará derramar una lagrima por algunos momentos desgarradores que conlleva la novela. Sin duda, estamos ante una de las historias más bonitas que ha escrito su autora hasta el momento y que, según avanzan los capítulos, no deja de ponerte el vello de punta jugando con tu mente hasta casi la última de sus páginas. + Leer más |