[…] el olvido es un imposible cuando los momentos vividos se quedan no solo grabados en tu cabeza, sino también bajo la piel, en ese lugar reservado para las personas que merecen la pena.
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[…] el olvido es un imposible cuando los momentos vividos se quedan no solo grabados en tu cabeza, sino también bajo la piel, en ese lugar reservado para las personas que merecen la pena.
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Porque todas las personas no solo somos lo que mostramos en el presente, sino también un pasado que no tiene por qué encajar con el ahora.
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Cuando una persona te gusta de verdad, lo que quieres es que sea más ella que nunca.
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El tsunami nos encuentra en un beso. Todo desaparece. Somos nada. |
—¿Enamorarte una o cien veces? […] —Cien. O mil. Todas las posibles. Pero de ti. |
Solo entonces, se pone de puntillas, sujeta mis mejillas entre las manos y su boca roza la mía. Es una caricia, apenas un suspiro compartido. Es tan sutil que me recuerda al viento. Pero es real. Es un beso. O un maremoto a pies quietos.
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La nada. Solo se siente con unas pocas personas. Solo unos pocos afortunados saben lo que es sentirse en calma, saciados, livianos, completos. Motas de polvo flotando en mitad de mis aguas que se encuentran y que, pese a sus manos vacías, sienten que lo tienen todo. |
Suspiro contra su boca y me imagino un beso. Uno único. Uno que nunca me ha dado nadie. Uno en medio del mar, perdidos, donde solo habita el silencio.
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Enol supo al instante que algo había cambiado. Las mareas. La dirección del viento. La fuerza del sol. No sabía el qué, pero lo sintió muy dentro la primera vez que vio a Alba y esa sensación nunca se marchó.
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…durante los siete segundos que Alba y yo nos miramos en silencio, soy consciente de que la complicidad no muere ni cuando nos esforzamos por enterrarla. Está ahí. Viva. Despierta. Agazapada.
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¿Cuántas novelas policíacas publicó Agatha Christie?