Morado Blues

MORADO BLUES

Ella dijo: busco un morado blues.
Su cara,
sus manos,
su sangre,
su aliento.

Quiero:
tocar su voz,
beber sus lágrimas,
sentir su sal en mi lengua.

Sentir, sentir:
la nervadura del compás,
el quebranto del slide
Ella dijo:
busco un morado blues.

Y aunque ría,
es un triste.

Más solo que ninguno;
uno más entre nosotros;
solo en la cantina.

Bebe:
un tequila,
una sangríta,
un limón,
una cerveza.

Jonás en la ballena.
Jonás el elegido, el castigado;
el náufrago; el salvado;
el arrojado de la compasión.

Él, tú, ella, nosotros, todos
con Jonás en la ballena.

Ella dijo:
busco un morado blues.

PAPEL

En los momentos de profunda soledad no hay mejor consuelo que el papel. Lo toco y lo pienso en su origen:el árbol que estuvo más vivo que yo. Y ahora, el papel entre mis manos refugia mi letra temblorosa, la cabeza dura que soy. Estoico, resiste tachones, el borrador que le raspa hasta dejarlo trasnparente, la aguda punta del lápiz que casi lo perfora y hasta la mancha de café que despliega sus alas como una mariposa.

MEMORIAL DEL SUEÑO

Camino entre los muros de mi casa. El piso es polvo de río seco en el que flotan como polen mis dedos al teclear estas palabras. Volteo a ver el árbol de nim. Toco sus grandes hojas dentadas y revueltas por las ráfagas de vientos. Aparece un rehilete de pétalos en todos los tonos del morado: malva, lila, cárdeno, púrpura y una parvada de pájaros forman arabescos en su vuelo y oscurece el sol.

¿A dónde mis palabras?
Morada, que ya no será más.

La muerte recupera su memoria.
La orfandad tiembla en el aire.

Y no hay violeta de genciana
para la herida.

Canto azul,
cárdeno revés.

De enamorado a
morado blues.