¿Qué habría hecho diferente aquella noche si hubiera sabido que no habría un mañana? Todo. Lo habría hecho todo diferente.
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¿Qué habría hecho diferente aquella noche si hubiera sabido que no habría un mañana? Todo. Lo habría hecho todo diferente.
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—Sin embargo, es un buen sentimiento, ¿no? Vivir la vida diciéndote que el mañana será mejor cada vez que sucede algo malo. Cada vez que sufrimos una gran decepción. Pero el mañana nunca está garantizado. —Se detuvo para inspirar profundamente—. Pequeña, has aprendido esa lección demasiado joven.
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Sebastian reunió los trozos que había cortado y los puso sobre mi ensalada. Mis ojos se agrandaron. ¿En serio acababa de cortarme la comida como si tuviera dos años? —Ahí tienes —dijo él—. Ahora tu ensalada parece casi comestible. —Todavía no hay nada frito —comentó Dary con una sonrisa—. Pero eso ha sido posiblemente lo más dulce que he presenciado en mucho tiempo. |
-¿Sabes qué? Perderlos es algo que ni siquiera puedo procesar en este momento. Qué rayos, no sé si alguna vez podré. Pero ¿perderte a ti? — Enderezó la espalda y tensó la mandíbula—. Nunca lo superaría.
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—¿Estoy delirando? —preguntó con voz ronca. Me estremecí. —Sí. Levantó la mano, y yo contuve la respiración cuando sostuvo el mechón que tenía sobre el rostro y con cuidado, muy lentamente, me lo apartó de la cara. Dejó la mano enroscada alrededor de mi nuca. Pasaron unos segundos, solo unos pocos latidos, y él emitió un sonido que nunca antes le había escuchado. Era áspero, bajo y parecía provenir de lo más profundo de su ser. Me moví sin pensar, bajé la cabeza, la boca… Y besé a Sebastian. |
Siempre he sido lectora, y leo mucho, por lo general libros con algún tipo de historia romántica y el clásico «felices para siempre». Lori solía burlarse de mí sin parar, alegando que tenía un gusto cursi para los libros, pero me daba igual. Al menos no tenía un gusto tan pretencioso en libros como ella, y algunas veces solo quería… no sé, escapar de la vida. Ahondar en un mundo que abordaba cuestiones de la vida real para abrir los ojos, o en un mundo diferente, algo totalmente irreal. Uno con faes en guerra o vampiros itinerantes. Quería experimentar cosas nuevas y siempre, siempre, llegar a la última página sintiéndome satisfecha. Porque a veces el «felices para siempre» tan solo existía en los libros que leía. |
-No tienes que hacerlo. Yo solo necesitaba sacarlo.- Sebastian se inclinó y presionó su boca contra mi sien. Mi corazón retumbó cuando cerré los ojos-. ¿De qué sirve esperar? A ninguno de nosotros se nos promete un mañana. Hemos aprendido eso, ¿no? No siempre disponemos de un luego.
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-Sé que necesitas algo de tiempo, algo de espacio-dijo, presionando su frente contra un lado de mi cabeza. Su voz era lo suficientemente baja para que solo la oyera yo-. Sé que esto ha sido difícil para ti, pero también lo ha sido para nosotras. No lo olvides. En estos momentos, nos necesitas.-Se le quebró la voz, y por encima de su hombro, vi a Dary inclinar la cabeza-. Y nosotras te necesitamos a ti.
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Tendrás que aprender a vivir con las decisiones que tomaste, aceptarlas, aprender de ellas, crecer a partir de ellas y convertirte en mejor persona gracias a ellas.
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¿Qué habría hecho diferente aquella noche si hubiera sabido que no habría un mañana? Todo. Lo habría hecho todo diferente.
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