La monstruosa acumulación de fuerzas durante las horas cruciales, en las que se luchaba por un futuro lejano, y el delirio que siguió, de manera tan sorprendente, tan desconcertante, a aquella acumulación, me habían conducido por vez primera a las profundidades de determinados ámbitos sobrepersonales. Aquello era distinto de todo lo que hasta aquel momento había vivido; era una iniciación, una iniciación que no sólo abría las ardientes cámaras del Horror, sino que también conducía a través de ellas.