Tempestades de acero de Ernst Jünger
Pasamos una semana en la primera línea y luego tuvimos que ocupar de nuevo la línea principal de resistencia, pues la gripe, el denominado «mal español», casi había disuelto el batallón que debía relevarnos. Todos los días enfermaban de aquella dolencia también algunos hombres de mi compañía. La gripe causó tales estragos en la división vecina que un avión enemigo arrojó octaviIlas en las que se decía que los ingleses tomarían el relevo en el caso de que la tropa no fuera retirada pronto. Pero nos enteramos de que aquella epidemia hacía también progresos cada vez mayores en el otro bando; de todos modos, nosotros estábamos más expuestos a contraer la enfermedad, pues nuestra alimentación era muy deficiente. Precisamente los hombres jóvenes morían a menudo de la noche a la mañana.
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