El estudiante de Salamanca y otros poemas

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Poesías Completas de José de Espronceda (1808-1842)

Poesía –literatura española-
Romanticismo y Vanguardia española

Es el poeta más ilustre del Romanticismo español junto a Gustavo Adolfo Bécquer, Rosalía de Castro y Mariano José de Larra. Su obra poética es breve, pero goza de una fuerza rítmica y singular que lo han erigido con un hombre de pensamiento liberal, aunque de ideas religiosas arraigadas, constante en sus versos. Fue arriesgado tratando de implementar un estilo que se distanciaba de la regularidad y tradición de España, de corte byroniano y alegorías tanto a la soledad como a la muerte.

Exalta su patria, la belleza de la naturaleza y la inquietud de la criatura que no se encuentra a sí misma en un entorno inmerso en penumbra y decepción. Jugó con diversos géneros, el cinismo y la estética, lo que le llevó a ser relacionado con la Vanguardia. Cada uno de sus personajes representa el retorno de la desazón en la existencia, la conjura de un corazón que ambiciona, pero está desamparado en la ilusión, figuran la inocencia ante el misterio, recreando un mundo de desengaños y motivaciones emponzoñadas del espíritu. El amor que se consuma ante el deceso de la vida, el sueño de lo imposible: la felicidad. Es un autor cuya influencia es innegable en la posteridad, pues sus textos penetran insaciablemente en la sensibilidad del lector.

“Y en noche de nieblas, y en honda agonía,
en un mar sin playas, muriendo quedó…”

“¡Una lágrima! ¿Es acaso
de temor o de amargura? ¡Ay! A aumentar su tristura ¡Vino un recuerdo quizá!” –José de Espronceda-

@Juliiann0
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El estudiante de Salamanca cuenta la historia (amores y desventuras) de Don Félix de Montemar y Elvira, seductor uno y amante desesperada la otra.
José de Espronceda empieza esta historia contada en versos describiendo Salamanca, con palabras grandilocuentes.
En la primera parte nos presenta a Don Feliz; en la segunda parte nos cuenta el sentir de Elvira y la tercera parte es el brillante desenlace a través de un juego de cartas, la avaricia de ganar y el rencor de perder.... y por último la venganza fantasmagórica que lleva al victimario a su propio entierro...
Me gustó mucho y me recordó A buen juez, mejor testigo de José Zorrilla.