Pero amar a alguien no es ser perfecto, pasar solo buenos ratos y hacer el amor. Amar es perdonar, ser paciente, tener fe y, cada tanto, llevarte una buena hostia. Por eso es peligroso amar a la persona equivocada, amar a quien no lo merece. Tienes que estar con alguien que se merezca tu fe y tienes que ser merecedor de la fe de alguien. Eso es algo sagrado. Detesto a la gente que malgasta la fe que otras personas han depositado en ellas. La detesto profundamente. |