Por siempre ¿Felices?

Ryan había hecho posible lo imposible. Y me gustaba no conocer su secreto. Me hacía sentir que quizás había otras cosas imposibles que serían posibles. Que quizá lo único que necesitaba era desearlo con todas mis fuerzas y entonces podría tenerlo.

En aquellos momentos me sentía como un auténtico fracaso en dos sentidos. Pensé en toda la gente que habíamos visto bajar de la montaña con aire triunfal. Y cuando me di la vuelta para bajar supe que los que se cruzaran conmigo seguramente también pensarían que mi expresión era triunfal. Lo que solo sirve para demostrar lo mucho que pueden parecerse el éxito y el fracaso desde fuera. Solo tú sabes la verdad.

Hasta ese momento, yo nunca había acabado de entender lo que significaba hacer el amor. Me parecía algo vulgar y dramático. Pero con Ryan lo entendí. No se trata de moverse. Se trata de la forma en que tu corazón se desborda cuando él se acerca. De la forma en que sientes su aliento como un fuego. De la forma en que tu cerebro desconecta y tu corazón toma el control.

No sé si hay algún sentimiento que pueda equipararse a lo que es cuando descubres que pones nerviosa a la persona que te pone nerviosa.

Que puedas vivir sin una persona no significa que quieras hacerlo.

El amor incondicional es la libertad de guiarte por lo que te dicta tu corazón y seguir teniendo un hogar.

No es increíble cuando has superado las ideas sobre lo que tenía que ser tu vida y de pronto te das cuenta de que te gusta tal como es?

Que puedas vivir sin una persona no significa que quieras hacerlo.

Estaba locamente enamorada. Supe que me entregaría a él, que desnudaría mi alma ante él, que permitiría que me partiera el corazón si llegaba el caso.

En realidad eso es lo que resulta más preocupante. No estamos discutiendo por el agua caliente o el aparcamiento del Dodger Stadiam. No estamos discutiendo por dinero o por celos o porque no haya comunicación entre nosotros. Estamos discutiendo porque no sabemos como ser felices. Porque no somos felices. porque ya no nos hacemos felices mutuamente. Y creo, al menos hablo por mi, que eso me pone furiosa.