Supongo que nunca seré el rey de la sutileza. Tendré que conformare con Silfos.
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Supongo que nunca seré el rey de la sutileza. Tendré que conformare con Silfos.
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Los dos reímos. Somos dos estúpidos, prometiéndonos con años de antelación. Somos dos locos, queriendo adelantarnos al futuro. Y no nos importa.
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Las princesas siempre esperan a sus caballeros en los cuentos. ¿Por qué no intercambiar papeles?
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No me reconozco y tengo miedo de seguir cambiando. Y, a la vez, quiero cambiar, porque aunque este no sea yo, creo que soy mejor desde que te conozco
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Odio que me llame así. No soy ninguna florecilla. No soy, mucho menos, su florecilla. Soy una mujer. Soy una persona. No soy su juguete ni una planta que observar y regar para poder contemplarla a todas horas y luego deshojarla. Aunque a mí ya me han quitado todos los pétalos.
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Para ser un héroe solo se necesita un corazón valiente. O eso dicen.
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Todos tenemos miedo alguna vez. Aceptarlo y enfrentarlo es lo que nos hace valientes.
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Nunca podré cambiar lo que fui, pero está en mis manos convertirme ahora en lo que quiero ser.
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Pero que algo vaya a acabar no significa que no se pueda disfrutar de ello por el tiempo que dure.
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Hay silencios que se alargan hasta la eternidad. Que duelen por cada latido que desgastan. Por cada cosa que no se dice, pero se guarda. Por cada cosa que se entiende de ellos. Por cada miedo que despiertan. A esos silencios hay que matarlos antes de que ellos te maten a ti. |
¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?