Sinceramente, no sabía qué iba a encontrarme cuando empecé esta novela. Había leído buenos comentarios sobre ella, pero no me imaginaba que escondería una historia como esta.
Eleanor, nuestra protagonista, es una mujer que carece completamente de habilidades sociales y cuya principal fuente de ingresos es un puesto de administrativa mal remunerado. Aparte de su rutina laboral, todas las semanas mantiene una conversación telefónica con su madre, la cual no parece sentir ningún tipo de simpatía o apego por su hija y, además, se encuentra en la cárcel por delitos que se desconocen.
Lo más interesante, y en lo que se centra la historia, es en la evolución de Eleanor, así como su inclusión en la sociedad. Para ello, comenzará a interactuar poco a poco con Raymond, un chico que conoce por casualidad en su trabajo y que termina convirtiéndose en un gran amigo y apoyo para ella. La ayuda profesional también influirá notoriamente en la evolución de Eleanor, ya que, progresivamente, la ayudará a afrontar y superar los traumas de su pasado.
Respecto al personaje, si tuviese que describir a Eleanor diría que es muy peculiar. Es muy inteligente, pero también llega a ser desquiciante en algunas ocasiones. Es una chica que analiza cualquier cosa o persona al detalle y se deja llevar por las primeras apariencias o impresiones, lo que provoca que se forme ideas equivocadas sobre la gente que la rodea. Afortunadamente, esto cambia a medida que va evolucionando a lo largo de la historia.
Personalmente, el libro me resultó un poco pesado porque no es hasta la mitad de la historia, más o menos, cuando empiezas a entender por qué el personaje actúa de esa manera y cuál es la causa de ello. Aun así, este tipo de lecturas me parecen muy interesantes porque dan visibilidad a situaciones que muchas veces no se tienen en cuenta y pasan desapercibidas.
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