¿Un ángel o tu demonio?

―No puedo creer que te haya encontrado, pero ahora ya es tarde para renunciar a ti. No puedo ―lamentó, temiendo ser su propia perdición.
―Entonces, no lo hagas ―le rogó―. No lo hagas.

(…) Y Xael supo que era cierto. El dolor desaparecía con las caricias de la mujer amada.

―Dime que no vas a desaparecer, mi sirena ―musitó mientras acariciaba los labios femeninos con el pulgar.

Conrad se cree el rey, pero la dama es quien tiene realmente el poder.

―Te pones muy pesado cuando sabes que tienes razón.

donde hubo fuego, cenizas quedan

Llevaba años lidiando con lo que sucedió, tratando de seguir adelante pese a sus propios fantasmas y alejándose de todo lo que tenía que ver con su pasado y que la transportaba a una época que no quería revivir.

(...) Tras décadas sin esperanza, por fin había escuchado la melodía de su propio corazón.

(…) Es una sensación. Algo visceral. Pero estoy convencido de que esa mujer solo me traerá problemas.

Maldijo en silencio. Sabía que esa mujer podía lanzarlo al infierno, pero jamás habría alcanzado a imaginar cuán profundo y oscuro este era.