El hombre que paseaba con libros

George R.R. Martin dijo la siguiente frase: "Un lector vive mil vidas antes de morir… Aquel que no lee sólo vive una”. Carl es el mayor ejemplo de que esta frase es cierta. Geográficamente, la vida de Carl no ha pasado de las calles de su barrio, donde se ha pasado la vida repartiendo libros a los clientes de la librería donde trabajaba. Sin embargo, gracias a décadas de lectura, Carl conocía islas lejanas, las más grandes capitales de los países más lejanos, incluso el espacio exterior y hasta el mismo centro de la tierra.
Para Carl, cada cliente es el "álter ego" de algún personaje de novela, pero de repente, cuando menos se lo espera, llega a su vida un personaje real, tan real, que no encuentra similitud en él con ningún personaje literario, y es que la pequeña Sasha, con su frescura y su juventud (9 años) pone boca arriba la vida cuadriculada de alguien que a sus más de 70 años, ya no esperaba cambios significativos en su día a día.

na novela de esas que llaman “feel good” que te hacen sentir bien , vaya… (a mi estas cosas me cuesta entenderlas, muchos libros me hacen sentir bien).
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Una novela para desconectar de esas más densas, una novela que no tiene giros ni demasiada acción pero tiene una trama bonita que quieres seguir y saber…
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Caro un hombre mayor trabaja en una librería y es el encargado de entregar los libros a los lectores, un día se encontrará con Sasha, una niña de nueve años que le ayudará en su trabajo , y que poco a poco entre ellos surgirá una amistad muy bonita a pesar de esa diferencia de edad.
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Un libro sobre libros que a todos los lectores nos gustan, con mil frases de esas que me encantan , una historia sobre lo que significan los libros para muchas personas.
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Asique si te apetece desconectar, leer algo sencillo, aunque un poco predecible te lo recomiendo mucho.
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“No hay un solo libro que le guste a todo sabes?y si lo hubiera sería un mal libro.

“El hombre que paseaba con libros” es ese tipo de novela que empiezas sin expectativas de ningún tipo y que termina conquistándote irremediablemente ya que, aunque parece una historia “pequeñita”, encierra en sus páginas un mensaje muy grande. Te hará sonreír, te hará emocionarte, te hará sufrir ante las injusticias pero, por encima de todo, te hará darte cuenta del poder de las personas buenas.

“Por muchos libros que leas, siempre hay más que no has leído. Eso es lo triste. Si te gusta la lectura, nunca tienes bastante, siempre deseas leer todos los libros buenos”.

Si eres amante de los libros y te ves reflejado en esa cita, entonces este libro es para ti, porque “El hombre que paseaba con libros” es, ante todo, una carta de amor a los libros, al poder de la lectura, a cómo los libros nos permiten vivir mil vidas, siendo en momentos de soledad aquellos que nos hacen sentir acompañados o, en algunas situaciones, los mejores aliados para permitirnos escapar y salvarnos de nosotros mismos.

Carl Kollhoff ha dedicado su vida a los libros. A sus 71 años aún trabaja en una librería y cada tarde se dedica a repartir entre sus clientes más especiales los encargos que éstos han realizado. Durante uno de esos paseos conocerá a Shasha, una niña de 9 años que pondrá su mundo patas arriba, surgiendo entre ambos una preciosa amistad que cambiará sus vidas y las de los lectores a su alrededor.

He de reconocer que las historias con amistades entre personas mayores y niños son mi debilidad. El contraste entre la actitud ante la vida de una persona que ya ha vivido (casi) todo y la frescura e inocencia en la forma de ver la vida de un niño, dan lugar a situaciones que hacen reflexionar y permiten ver como ambos pueden aprender y nutrirse del otro. Y eso es lo que le ocurre a Carl, que Shasha consigue que abra su mente a cosas que él, acostumbrado a hacer las cosas a su manera, nunca se había planteado. La serenidad de su vejez se verá revolucionada por la sabiduría de una niña, y esto, unido al poder de los libros, hará que las vidas de aquellos a su alrededor salgan de la oscuridad en la que estaban envueltas.

Historia tierna y emotiva pero dura al mismo tiempo, especialmente al mostrar la forma en que muchos mayores son tratados al alcanzar cierta edad por las nuevas generaciones, como si su papel en la sociedad tuviese fecha de caducidad y hubiese que apartarlos de todo.

“El hombre que paseaba con libros” es una historia acerca de los libros y su poder sanador, la soledad, la importancia de escuchar y la capacidad de sobreponerse a las adversidades. Si te gustan los libros, tienes que leerlo.

Después de tiempo sin escribir en el blog, vuelvo con muchas ganas y energía. No he parado de leer en estos meses, aunque no encontraba el momento de hacer las reseñas. Hoy, voy a hablaros de esta novela feel-good que leí los primeros días de este mes, cuando estaba de vacaciones.
Enlace: https://lenguasucinta.blogsp..

Ternura de libro y ternura de historia, abanderada por los libros y la amistad. El hombre que paseaba con libros es un repartidor de libros a domicilio, cuyos clientes, a su vez, tienen sus propias historias, y con los que es fácil que cualquier lector pueda llegar a identificarse. En el solitario camino que recorre todos los días para realizar las entregas, se cruza una niña que, finalmente, acaba convirtiéndose en una pieza clave para todos los personajes.

Estamos ante una de esas historias de estilo "Feel Good" que nos narra una entrañable historia de amistad entre un anciano y una niña. Una historia que transmite el amor por los libros y la lectura y que me ha sorprendido más de lo que esperaba por todos los temas que trata y por la sensibilidad con que los trata y donde además, me he hartado a subrayar párrafos. 

Una historia llena de personajes pintorescos y entrañables de los que te enamoras desde el primer momento. Así, con cada libro entregado vamos conociendo un poquito mejor a Carl, a Shasha, pero también a esos clientes especiales a los que el librero ya considera sus amigos y les ha asignado un apodo novelesco.

Destacar también la forma tan bonita de narrar del autor, que ha hecho que vaya a tardar en olvidar la novela y a sus protagonistas. En fin, una lectura recomendadísima para quien le guste el género y también para quien no. Ideal para el verano, se lee en 2 tardes de ola de calor.

"Los libros salvan vidas de muchas maneras, son capaces de calentar nuestros corazones y, en caso de emergencia, también nuestros cuerpos"

"Con cada libro nuevo se debería recibir el tiempo necesario para leerlo con tranquilidad"

"Leer mucho no te convierte en un intelectual. Comer mucho tampoco en un gourmet"

Los libros no están obligados a convertirse en obras maestras, también son imprescindibles e incluso notables los que saben acogerse a variedad de temperaturas y contextos, que viajan con un atinado bagaje de motivos para ser leídos y disfrutados.

Es el caso de El hombre que paseaba con libros. Una novela que se lee con ese convencimiento, un libro amable y cuyo tema preciso son los libros y los lectores. Lectores variados, libros diferentes, lectores elegidos para satisfacer la pluralidad de gustos y las peculiaridades de la infinidad de lectores que habitan en el mundo de las librerías y los libros.

También es el caso de las plataformas como esta donde todos participamos y compartimos lo que cada lector piensa, advirtiéndose una gran diversidad en cuanto a edad, bagaje, sesgo, personalidad, conocimientos previos y un largo etcétera, que, desde luego se agradece y la enriquece. Y en ello estamos.

Nosotros y todos los lectores, también somos los personajes que esperamos encontrar nuestro libro, que esperamos satisfacer nuestra pasión lectora y que adquirimos según gustos y preferencias, los libros que nos motivan, que nos importan, que nos hacen un poco más felices. Y en ello seguimos.

Respecto al título, e incluso desde su portada, ya podemos intuir que un protagonista mayor y amante de los libros, va a pasearse con una mochila cargada de libros que llevará a vecinos lectores, a los que conoce y satisface con los libros que desean.

Además, vemos en la portada a una niña que lee sentada junto al señor del paraguas.
Ella será la coprotagonista, una niña de tan solo nueve años que aparecerá en la vida de nuestro personaje, justo cuando puede necesitarla, lectora también voraz que ayudará y será imprescindible en los momentos cruciales de nuestro hombre, paseante de libros, así como también de sus lectores.

Ella es la brillante y genial Sascha. Un soplo de aire fresquísimo en el deambular del librero.

El librero que con placer y mucha dedicación, les lleva los libros a sus fieles amigos lectores, es Carl Kollhoff , entrañable personaje, su motivación siempre han sido y serán los libros, también todos sus lectores, un gran personaje, un personaje bueno en el más amplio sentido de la palabra, un personaje que atiende y mantiene a sus amigos lectores y no dejará de hacerlo aún a costa de su propios intereses.

Conocedor de cada lector a los que les lleva los libros, sabe que los necesitan, son personas con problemas a los que los libros les ayudan. los libros se convierten en su mejor medicina.

El lector siempre espera la posibilidad de encontrarse en algún libro y de hecho, así sucede invariablemente en muchas ocasiones, unas palabras, un rasgo, un sentimiento.

Los libros son los perfectos aliados para arrebatarnos del hecho cotidiano y salvarnos de nuestras conflictivas realidades. El poder de los libros que todos conocemos.

Los lectores muestran una generosidad enorme cada vez que dejan un libro para que otro pueda alegrarse de los descubrimientos que avivan el interés existencial.

Lenguaje fluido, personajes admirables y libros. Un excelente cóctel con el que disfrutar con tranquilidad y al lado de una piscina, para los que estamos en este caluroso verano. ¡Feliz lectura!

Hoy vengo con un libro que me ha gustado más de lo que esperaba (ojalá pasara eso con todos). Había visto muchas reseñas de tres estrellitas, que oye, no está mal, así que pensé que por ahí andaría yo también, pero mira no, yo le regalo una más.

Ha sido un libro que me ha sentado bien. Me ha gustado la sencillez con la que está narrado, me ha gustado la historia, me ha encantado Carl, toda la vida trabajando en una librería y que se resiste a dejar de entregar libros en mano a sus clientes a las puertas de sus casas, a pesar de que los tiempos están cambiando y la forma de comprar los libros también.

Carl le busca a sus clientes nombres de personajes de novela según su forma de ser y así se refiere a ellos (señora Calzaslargas, Hércules, Fausto, Darcy…) pero si algo me ha gustado ha sido Shasha. Vale que no me imagino a ningún niño o niña de 9 años comprometido con los libros a este nivel y hablando y actuando como ella, pero aun así me ha gustado que el autor sí se la imaginara. Me ha gustado la relación que establece con Carl y su espontaneidad ante cada cliente.

A mí me ha parecido una historia preciosa y hacia el final francamente emotiva que habla de lo que significan los libros para los lectores, independientemente de lo que les guste leer, es casi como un cuento para adultos que se lee de tirón y que te deja muy buen sabor de boca como toda novela feel good que se precie y si cabe, con la sensación de adorar todavía más los libros.

“Leer mucho no te convierte en un intelectual. Comer mucho tampoco en un gourmet. Leo de forma egoísta, por placer, por amor a una buena historia, no para saber más sobre el mundo”

Esta frase está en el libro, pero bien podría haber salido de mi boca. Lo dicho, me ha encantado.

Enlace: https://bitacorademislectura..

Carl es un señor mayor que sigue trabajando en una pequeña librería repartiendo los libros a domicilio a unos clientes bastante peculiares. Todos los días hace la misma ruta, nunca la modifica, y así son todos los días de su vida, hasta que un día se cruza con una niña de 9 años, Sasha, que va a trastocar su vida poniéndola de patas arriba.

Recomiendo este libro a todos aquellos bibliófilos, ya que además de citar muchos títulos de obras literarias, el protagonista ve en sus clientes a personajes clásicos de la literatura.

Es un libro entrañable, todos sus personajes son encantadores, y la forma en que describe la ciudad te dan ganas de irte a vivir a ella.

Yo no sabía qué era exactamente eso de «novela feel good» hasta que cayó en mis manos El hombre que paseaba con libros (2020), de Carsten Henn. Ahora veo que esa etiqueta se corresponde más o menos con la de libro bonito, casi un cuento, donde todos los personajes son enternecedores.

Bueno, tal vez esto que he escrito ya desanime a más de uno a atreverse con esta novela que fue un best seller en Alemania hace un par de años. Espero que no sea así, pues se trata de una lectura con muchas cosas positivas que vale la pena señalar.

El protagonista es Christian Kollhoff, un encantador anciano que vive solo y que adora los libros. Su trabajo (su vida) consiste en llevar los libros encargados desde la librería «A las puertas» a unos clientes muy especiales. Para Carl, estas personas son su única conexión con el mundo. Y ese mundo está a punto de desmoronarse debido a que su futura jefa está decidida a despedirle. Pero todo cambia cuando una niña llamada Shasha se cruza en su camino.

La relación entre Carl y Shasha cautiva desde el primer momento. Es la base de la historia. Pero hay mucho más en der Buchspazierer. En sus páginas nos encontramos un sentido elogio a los libros como poderosas armas para el alma, más que para el intelecto

También hay un montón de guiños literarios, como los evocadores nombres con los que Carl bautiza a su heterogénea clientela: Darcy, Hércules, la Sra. Calzaslargas, el Doctor Fausto… Entre una cosa y la otra, la lectura es entretenida. Fluye contada casi como un cuento de hadas, hasta que se precipita en la previsible tragedia… Ahí es donde en mi opinión todo se tuerce y la novela, hasta ese momento es íntima y encantadora, se transforma en una especie de guion de telefilm de sobremesa.

Es una pena. El desenlace es poco creíble, con un final feliz demasiado forzado y artificial. En mi opinión, una solución que estropea una narración que partía de una idea original y atractiva.

Enlace: https://humildelector.com/20..