El hombre que paseaba con libros

Los libros no están obligados a convertirse en obras maestras, también son imprescindibles e incluso notables los que saben acogerse a variedad de temperaturas y contextos, que viajan con un atinado bagaje de motivos para ser leídos y disfrutados.

Es el caso de El hombre que paseaba con libros. Una novela que se lee con ese convencimiento, un libro amable y cuyo tema preciso son los libros y los lectores. Lectores variados, libros diferentes, lectores elegidos para satisfacer la pluralidad de gustos y las peculiaridades de la infinidad de lectores que habitan en el mundo de las librerías y los libros.

También es el caso de las plataformas como esta donde todos participamos y compartimos lo que cada lector piensa, advirtiéndose una gran diversidad en cuanto a edad, bagaje, sesgo, personalidad, conocimientos previos y un largo etcétera, que, desde luego se agradece y la enriquece. Y en ello estamos.

Nosotros y todos los lectores, también somos los personajes que esperamos encontrar nuestro libro, que esperamos satisfacer nuestra pasión lectora y que adquirimos según gustos y preferencias, los libros que nos motivan, que nos importan, que nos hacen un poco más felices. Y en ello seguimos.

Respecto al título, e incluso desde su portada, ya podemos intuir que un protagonista mayor y amante de los libros, va a pasearse con una mochila cargada de libros que llevará a vecinos lectores, a los que conoce y satisface con los libros que desean.

Además, vemos en la portada a una niña que lee sentada junto al señor del paraguas.
Ella será la coprotagonista, una niña de tan solo nueve años que aparecerá en la vida de nuestro personaje, justo cuando puede necesitarla, lectora también voraz que ayudará y será imprescindible en los momentos cruciales de nuestro hombre, paseante de libros, así como también de sus lectores.

Ella es la brillante y genial Sascha. Un soplo de aire fresquísimo en el deambular del librero.

El librero que con placer y mucha dedicación, les lleva los libros a sus fieles amigos lectores, es Carl Kollhoff , entrañable personaje, su motivación siempre han sido y serán los libros, también todos sus lectores, un gran personaje, un personaje bueno en el más amplio sentido de la palabra, un personaje que atiende y mantiene a sus amigos lectores y no dejará de hacerlo aún a costa de su propios intereses.

Conocedor de cada lector a los que les lleva los libros, sabe que los necesitan, son personas con problemas a los que los libros les ayudan. los libros se convierten en su mejor medicina.

El lector siempre espera la posibilidad de encontrarse en algún libro y de hecho, así sucede invariablemente en muchas ocasiones, unas palabras, un rasgo, un sentimiento.

Los libros son los perfectos aliados para arrebatarnos del hecho cotidiano y salvarnos de nuestras conflictivas realidades. El poder de los libros que todos conocemos.

Los lectores muestran una generosidad enorme cada vez que dejan un libro para que otro pueda alegrarse de los descubrimientos que avivan el interés existencial.

Lenguaje fluido, personajes admirables y libros. Un excelente cóctel con el que disfrutar con tranquilidad y al lado de una piscina, para los que estamos en este caluroso verano. ¡Feliz lectura!